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Cartagena, Murcia, el paradigma de que el problema del coche eléctrico en España no es sólo de ayudas y puntos de recarga

Uno puede pensar que con poner en marcha programas de ayudas públicas, y expandir las redes de recarga para coches eléctricos, países como España verían florecer este tipo de vehículos como setas en sus calles. No sólo a nivel particular, sino también dentro del sector industrial. Uno de los que mayo partido pueden sacar a los sistemas de propulsión eléctricos por su bajo coste operativo, y sus menores emisiones.

Pero por desgracia el coche eléctrico en España debe enfrentarse también a la completa ignorancia sobre el tema de muchos de los ayuntamientos. Un ejemplo paradigmático nos llega desde Cartagena, Murcia. Una región que sin grandes artificios ha visto como las redes de recarga y las facilidades para su expansión han tenido un pequeño impulso en los últimos años. Pero hay lugares donde tienen el freno de mano echado, y sin vistas a quitarlo.

La historia la hemos encontrado en el espacio que el empresario Javier Pedreño tiene en el diario La Opinión de Murcia. En su último artículo pone sobre la mesa la fuerte apuesta que su empresa esta haciendo por transformar la flota de su empresa con vehículos eléctricos, con 7 de los 10 que la forman. Un esfuerzo que choca con la aparente incompetencia que parece emanar desde el Ayuntamiento a la hora de atender a las necesidades de los usuarios de coches eléctricos en la ciudad.

Por un lado está el problema que afecta de forma directa a esta empresa. Esta ha presentado una solicitud, acompañada por un proyecto técnico de 102 páginas y visado por el Colegio de Ingenieros, donde se pedía la creación de un par de plazas de aparcamiento con punto de recarga en la entrada de la empresa, unas plazas públicas que podrán ser usadas por cualquier usuario de vehículos eléctricos. Un requisito que desde el ayuntamiento seis meses después no se ha dado respuesta.

Esto choca con la agilidad con la que se responden a la solicitudes para la instalación de terrazas de bares y restaurantes, o un vado. Pero cuando en la solicitud aparece algo extraño como un punto de recarga, parece que los técnicos no logran terminar de entender que se pide. Esto como hemos dicho al principio, choca con la actitud de las autoridades en otras localidades de la propia ciudad de Murcia, que ha habilitado 50 plazas para el estacionamiento de vehículos eléctricos, además de poner en funcionamiento 2 puntos de carga.

Podríamos pensar que el proyecto es más complejo de lo esperado, y que se podría haber topado con alguna dificultad técnica para ser aprobado. Pero cuando vemos otros ejemplos de la gestión del ayuntamiento, la realidad nos vuelve a situar en un plano de que estamos ante un problema de gestión y cultura tecnológica.

Y es que Cartagena cuenta desde hace poco tiempo con dos puntos de recarga en la vía pública. Eso si, después de unos cuantos meses estos todavía no están operativos. Pero incluso cuando lo estén, los requisitos impuestos rozan lo ridículo. Por ejemplo, estas dos plazas no podrán ser usadas por empresas. Sólo particulares. Así que aquellos empresarios que están pensado en hacer el esfuerzo económico de adquirir un coche eléctrico pueden ver que desde el ayuntamiento se les anima a seguir contaminando. Pero incluso los particulares tendrán que estar registrados y contar con un documento físico para poder recargar. Una aberración en plena era digital.

Esto quiere decir que tanto los visitantes o turistas, no podrán acceder a esta infraestructura. Un sinsentido en pleno desplome de las tasas de turismo en comunidades como la de Murcia.

La conclusión es que el problema del coche eléctrico en España por desgracia es más amplio de lo que podríamos pensar. Además del coste, y la falta de infraestructura, también se topa con la ignorancia de unas administraciones públicas que salvo algunas excepciones, tratan al coche eléctrico y las nuevas formas de movilidad como un objeto extraño.

Gracias Sergio por el aviso

Fuente | Laopiniondemurcia

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