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¿Deberían los estados lanzar ayudas a la compra de coches eléctricos de segunda mano?

Uno de los principales argumentos de los críticos con las ayudas a los coches eléctricos, es que dado su precio estos fondos acaban en manos de personas con rentas medias y altas. Coches para ricos como algunos les catalogan. Y es que mientras los costes no bajen, hacerse con un coche eléctrico nuevo requiere una inversión que muchas economías no pueden permitirse. Algo que podría minimizarse con otro tipo de incentivos, como los destinados a los coches eléctricos usados.

Algunos estados como California llevan años destinado dinero a incentivar los eléctricos entre las rentas más bajas, permitiendo aplicar ayudas a los coches usados, al mismo tiempo que despliegan infraestructura de recarga de bajo coste en las zonas menos pudientes. Un formato que ahora también proponen en otros lugares, como Canadá.

El Gobierno canadiense acaba de aprobar un proyecto de ayudas valorado en 600 millones de dólares, que supondrá la entrega de 5.000 dólares a los coches eléctricos, con un precio máximo de 45.000 dólares. Pero no se han acordado de los eléctricos usados.

Ha tenido que ser una organización sin ánimo de lucro centrada en la promoción del coche eléctrico, Plug’n Drive, la que ponga en marcha un sistema propio. De esa forma los interesados en comprarse un eléctrico usado podrán acceder a un descuento de 1.000 dólares en su adquisición. Eso si, antes tendrán que cumplir unos requisitos.

Primero tendrán que participar en una charla de una hora, en la que se les hablará de los beneficios del coche eléctrico. Posteriormente tendrán que realizar una prueba de uno de los vehículos eléctricos que forma la flota de esta organización y acompañado por uno de los expertos que le darán todos los detalles del mismo. Luego tendrán que certificar la compra de un coche, y finalmente después de un año de tener el vehículo, presentar la documentación correspondiente del mismo para poder recibir la transferencia de los 1.000 dólares.

Está claro que no es el formato más idóneo, ya que obliga a adelantar toda la inversión al usuario. Pero sirve de ejemplo que incluso pequeñas organizaciones pueden poder en marcha sistemas eficaces que deberían ser aplicados por los estados, tanto la propia ayuda, como la formación y divulgación de los beneficios del coche eléctrico.

Por ejemplo, con una ayuda de 2.500 euros, un usuario interesado en comprarse un Nissan LEAF de primera generación podría acceder a unidades con menos de 80.000 kilómetros por apenas 10.000 euros. Un coste más que competitivo al alcance de muchas economías que sacarán el máximo partido al bajo coste operativo de este tipo de vehículos.

Fuente | Plugndrive

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