Hace unos días hemos conocido un informe de Bloomberg en el que se repasaba la buena situación que estaba atravesando el coste del litio, usado entre otras muchas cosas para fabricar baterías para coches eléctricos. Un mineral que gracias al importante incremento de producción, y la bajada de demanda desde China, estaba impulsando una rebaja de los costes de fabricación.
Ahora el Financial Times ha publicado también un informe relacionado con este aspecto, donde confirma esta tendencia e indica que los precios del carbonato de litio han caído este año en un 13%, y con todavía un semestre por delante para continuar su descenso. Algo en lo que ayudará un incremento de la producción procedente de mercados como Australia, que aumentará en un 23% en los próximos dos años gracias a la apertura de 6 nuevas minas. Por su parte Chile, segundo mayor productor del litio en estos momentos, prevé duplicar su producción en los próximos 4 años, por lo que parece que no habrá un problema de abastecimiento de este mineral tan solicitado para la producción de baterías de los vehículos eléctricos.
También animan al incremento de las inversiones en el sector, y al aumento de la producción, las previsiones que indican que el litio seguirá siendo una parte clave en el futuro desarrollo del coche eléctrico. Con la llegada de nuevas tecnologías, como los sistemas con diferentes configuraciones y proporciones de cobalto, níquel y manganeso, el litio seguirá jugando un papel fundamental a corto y medio plazo. Incluso con las baterías de electrolito sólido, que según el informe tendrán que evolucionar a nivel de costes para desplazar al litio.
Pero desde FT indican que la industria de la producción de baterías para coches eléctricos se enfrentan a otros retos. Estos se centran en la disponibilidad de materiales para la producción de baterías. Unas preocupaciones centradas principalmente en el cobalto, que procede principalmente de la convulsa República Democrática del Congo. Un material que no sólo no ha subido de precio este año sino que acumula una bajada del 24% en lo que llevamos de año (de 45.000 dólares a 30.500 dólares por tonelada) pero que corre riesgo de no poder atender la enorme demanda que habrá en los próximos años.
Una falta de suministro que se suma el incremento de precio de materiales como el níquel, que este año se apunta una subida del 56% en la bolsa de metales de Londres (de 10.435 dólares por tonelada a 16.340 dólares). Factores que nos indican que los más rápidos en hacerse con los contratos de suministro de materiales para fabricar baterías tendrán una crucial ventaja.
Un elemento que pone en riesgo una dinámica que ha permitido bajar de forma constante el coste de producción de las baterías para coches eléctricos, que según Bloomberg se ha situado a finales de 2018 en los 176 dólares el kWh (entendemos que en celda, no en pack). Un descenso notable desde los 1.160 dólares el kWh en 2010, y que se espera continúe hasta los 94 dólares en 2024, y los 62 en 2030.
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Fuente | FT (suscripción)