Durante años, el coche de hidrógeno fue la gran promesa de los fabricantes de automóviles ante el reto de producir vehículos respetuosos con el medio ambiente. Sin embargo, su lento desarrollo ha llevado a que finalmente la mayoría de compañías apuesten de forma decidida por los coches eléctricos a baterías, más económicos y con una evolución mucho más rápida.
A pesar de todo, algunas empresas asiáticas como Toyota, Honda o Hyundai continúan defendiendo la pila de combustible de hidrógeno como la solución a la movilidad del futuro. Sin embargo, sus ambiciosos planes, respaldados por los gobiernos de Japón y Corea del Sur respectivamente, se están viendo enormemente dificultados por numerosas razones.
En Corea del Sur, algunos de los operadores de hidrogeneras están planteándose cerrar sus estaciones tras apenas un año de actividad debido a que no son capaces de obtener ganancias con ellas, incluso habiendo sido pagada su construcción (valorada en 2,5 millones de dólares) por el propio gobierno. «Todas las estaciones de hidrógeno no tendrán más remedio que cerrar a menos que el gobierno subsidie (también) los costes operativos», declara uno de los operadores.
A estos problemas habría que añadir la explosión mortal de un tanque de almacenamiento de hidrógeno que tuvo lugar el pasado mes de mayo en la ciudad de Gangneung, la cual ha provocado numerosas protestas ciudadanas contra el gobierno y contra la propia Hyundai, pues la población no quiere que se construyan instalaciones de hidrógeno cerca de sus áreas residenciales. Dicha explosión destruyó una extensión equivalente a la de medio campo de fútbol, matando a dos personas e hiriendo a otras seis.
Algunos analistas consideran que invertir en la pila de combustible es un derroche de recursos económicos, pues además de ser una tecnología más cara que la de las baterías, la producción de hidrógeno requiere del uso de electricidad, la cual podría emplearse directamente para cargar coches eléctricos a baterías con menos pérdidas energéticas (y todo esto sin contar con los problemas de transporte y almacenaje del hidrógeno).
Por otro lado, las principales ventajas de la pila de combustible (mayor autonomía y tiempos de repostaje reducidos) a la hora de la verdad no son tales: con 570 km EPA de autonomía, el Hyundai Nexo de hidrógeno homologa menos rango que un Tesla Model S Long Range (595 km EPA); además, aunque un reabastecimiento de hidrógeno lleva entre 5 y 7 minutos, el siguiente conductor debe esperar 20 minutos hasta que se acumule la suficiente presión en el tanque.
Teniendo en cuenta que los coches eléctricos a baterías verán sus costes reducidos en los próximos años a la vez que se multiplican sus autonomías (el Tesla Roadster de 2020 promete superar los 1.000 km de rango) y se reducen los tiempos de carga (el Porsche Taycan podrá recuperar el 80% de su autonomía en 15 minutos para 2021), ¿realmente va a ser competitiva la pila de combustible de hidrógeno?
Fuente | Reuters
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