Siete lecciones que hemos aprendido de la primera generación de coches eléctricos
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Publicado: 01/12/2019 11:00
Cuando en 2011 comenzaron a llegar al mercado los primeros coches eléctricos modernos, pocos imaginaban que menos de 10 años después estos modelos residuales en aquella época entre los planes de los grandes grupos, ahora tendrían un papel primordial en cuanto a las nuevas inversiones. Pero el camino no ha sido fácil, y nos ha permitido aprender algunas lecciones que nos deberían servir para acelerar las ventas en los próximos años.
Aspectos como las ayudas, las capacidades o incluso la oferta, han sido grandes frenos a unas ventas que salvo excepciones todavía caminan por el lado simbólico dentro de los grandes mercados, y que necesitan un extra desde diferentes frentes para conseguir que el porcentaje de coches con motor de combustión en las carreteras acelere su caída, lo que nos ayudará a reducir las emisiones contaminantes en el planeta.
Estas son las siete lecciones que deberíamos haber aprendido en estos 10 años de lanzamiento del coche eléctrico.
1. Las ayudas públicas
Por diferentes factores, principalmente la falta de economía de escala y baja rentabilidad para las marcas, el coche eléctrico ha tenido que sufrir un inicio de ventas lastrado por un elevado precio respecto a sus equivalentes con motor de combustión. Algo que afecta principalmente a los coches más económicos cuyas diferencias con los modelos diésel y gasolina con incluso más acentuadas que los segmentos premium.
Es por eso que las ayudas publicas han jugado, y jugarán, un papel clave en la aceleración de la expansión del coche eléctrico en todo el mundo. Una dependencia que ha quedado demostrado por el efecto que estas han tenido cuando han estado activas, y cuando se han retirado. Mercados como Dinamarca y Holanda han sido un ejemplo gráfico, con enormes picos de ventas en los meses de diciembre justo a las puertas de la entrada de los cambios del gobierno que suponían la reducción o desaparición de las ayudas.
2. Precio
Sin ayudas públicas, el precio de los coches eléctricos se dispara todavía más. Para la mayor parte de la gente la evolución de los sistemas no son suficiente para justificar una compra inalcanzable para el grueso de los presupuestos. Como ejemplo propuestas como el Hyundai Kona, cuya versión gasolina eléctrica más económica prácticamente duplica en precio a la variante gasolina de acceso. Algo que sucede con casi todos los vehículos del mercado.
3. Falta de opciones
Cuando en el periodo 2011-2017 un cliente quería comprarse un coche eléctrico, las opciones se limitaban a los compactos y los urbanos, con algún industrial. No había casi alternativas en segmentos tan de moda como los SUV, pero tampoco de otros clásicos como los monovolúmenes. Una falta de opciones de elegir coche que también han limitado las ventas y que a partir de 2017 ha comenzado a solucionarse con la ampliación de la oferta, que ha coincidido con un nuevo ascenso de las ventas. Desde SUV compactos como el propio Hyundai Kona, el KIA Niro, hasta grandes modelos premium como el Jaguar i-Pace, Audi etron…etc.
4. Popularidad según región
Esta falta de opciones tiene un mayor efecto si tenemos en cuenta que cada mercado tiene sus preferencias. No es igual el cliente de Estados Unidos, como el europeo o el japonés o el chino. Como ejemplo de esto está la oferta de marcas globales como Nissan, que iniciaron sus ventas con un LEAF que ha tenido que adaptar su propuesta a tres mercados muy diferentes entre si. Algo que podemos decir a prácticamente todas las marcas que apenas ofrecían alternativas entre mercados. Algo que ha cambiado en los últimos años y que permite abrir bastante las opciones para el cliente.
5. El problema de la degradación de la batería
La propia Nissan ha sido uno de los ejemplo de la mala gestión en aspectos como la batería y la autonomía. El LEAF monta un pack sin refrigeración que ha tenido varios problemas. El primero es la degradación de la propia batería. En grave error por parte del fabricante japonés que ha dado como resultado baterías con una degradación muy por encima de lo esperado por el cliente. Algo que tendría que haber sido gestionado de una forma mucho más responsable dotando al vehículo con un mayor margen de protección y un sistema de refrigeración. Algo que como hemos aprendido por las malas, es imprescindible.
6. La rentabilidad es imprescindible
Que un producto sea rentable es la mejor forma de que logre una mayor inversión por parte de sus desarrollador. El coche eléctrico no es ajeno a esta premisa y diferentes razones han provocado, incluso lo siguen haciendo, que las ventas de eléctricos sea deficitario para algunas marcas. Pero otras han logrado gestionar sus recursos y programas de tal forma que esperan que la venta de estos vehículos sea rentable. Además de Tesla, que pierde dinero pero por culpa de su agresivo plan de expansión e I+D, otras como Ford han indicado que el Mustang MachE, o Volvo con el XC40 Recharge, han indicado que serán rentables desde el día 1. Un camino a seguir por el resto de marcas que deberían tomar nota de que es posible ganar dinero con el coche eléctrico.
7. Cada lanzamiento necesita un largo periodo
Otra lección que hemos visto es que poner en el mercado un coche eléctrico competitivo necesita su tiempo. Sobre todo para una industria que lleva 100 años fabricante coches con motor de combustión y ahora deben cambiar de chip de forma radical. El desarrollo del vehículo, la preparación de las líneas de producción, asegurar el suministro de elementos clave como los motores o las baterías, los controles de calidad… y un largo etc que provoca que el lanzamiento comience su preparación con tiempo de sobra para tenerlo todo preparado para la fecha señalada
Factores, entre otros muchos, que los fabricantes deben tener en cuenta de cara a una nueva generación de coches eléctricos que deberían contar con las lecciones aprendidas hasta ahora, lo que tiene que suponer una nueva oferta cada vez más competitiva, más atractiva para el clientes, y también rentable para unas marcas que ahora ahora se han movido sólo por cuestiones de imagen y de cumplimiento de normativas sobre emisiones.