Incertidumbre en Porsche: empleos en riesgo y estrategia eléctrica en revisión

En Porsche se respira tensión. Y no hablamos solo de la cotización o de los titulares económicos, sino de lo que está pasando dentro de las plantas y centros de desarrollo en Alemania. El presidente del comité de empresa, Ibrahim Aslan, ha lanzado una advertencia muy clara: hasta uno de cada cuatro puestos de trabajo podría estar en riesgo si la dirección sigue adelante con su plan de trasladar producción y desarrollo a países con costes laborales más bajos.

El escenario no es menor. En números concretos, más de 5.000 empleos de los cerca de 23.000 que Porsche mantiene en Alemania podrían verse comprometidos a medio y largo plazo.

Desde el comité de empresa reclaman una ampliación del actual acuerdo de garantía de empleo, que hoy cubre hasta 2030, para llevarlo al menos hasta 2035. El objetivo es claro: dar estabilidad y una visión de futuro real a los trabajadores. Según Aslan, la dirección no ha presentado todavía un plan sólido para los centros alemanes, limitándose a poner sobre la mesa la amenaza de deslocalizar actividades clave fuera del país.

Sacrificios para los trabajadores en plena tormenta económica

Estas advertencias no llegan de la nada. Porsche atraviesa una etapa complicada tras una fuerte caída de beneficios, el impacto de los aranceles de importación en Estados Unidos y un derrumbe de las ventas en mercados clave como China. Todo ello ha empujado a la marca a poner en marcha un nuevo paquete de medidas centrado en el ahorro y la reorganización interna.

Aunque Porsche sigue invirtiendo en áreas relacionadas con las baterías y los coches eléctricos, el contexto económico ha llevado a decisiones difíciles. Entre las medidas que se barajan están la eliminación de pagos extraordinarios, recortes en la previsión social y una reducción de plazas de formación y servicios internos. Además, una vez finalice la actual garantía de empleo, no se descarta que se empiece a hablar abiertamente de despidos.

Este nuevo plan llega después de un primer acuerdo alcanzado en febrero, que ya contemplaba la reducción de 1.900 puestos de trabajo hasta 2030, principalmente mediante prejubilaciones, salidas voluntarias y la no sustitución de vacantes.

Una estrategia que vuelve a mirar al pasado

Uno de los puntos que más preocupa tanto a expertos como a los representantes de los trabajadores es que este ajuste venga acompañado de un cambio estratégico de calado. Porsche ha decidido reforzar de nuevo su apuesta por los motores de combustión y los híbridos enchufables, retrasando parte de los objetivos que había marcado para los coches eléctricos.

Modelos como el Porsche Taycan o el futuro Macan eléctrico siguen siendo piezas clave de su gama, pero el mensaje que se transmite es ambiguo. A corto plazo puede aliviar la presión financiera, pero para una marca que quiere liderar el segmento premium eléctrico, supone jugar con fuego. Es cierto que la normativa europea parece dar algo más de margen a los motores tradicionales, pero mantener una estrategia a dos bandas durante demasiado tiempo puede convertirse en un problema estructural. Sobre todo con las marcas chinas apuntando al segmento premium.

La movilidad eléctrica necesita inversiones estables, planificación a largo plazo y equipos comprometidos. Y todo eso se tambalea cuando el foco se pone casi exclusivamente en recortar costes. Por eso, desde el comité de empresa insisten en que no se trata solo de salvar empleos, sino de definir una hoja de ruta clara que mantenga a Alemania como pilar industrial y tecnológico de Porsche.