Mientras en España los interesados en comprarse un coche eléctrico deben luchar contra la incertidumbre que crea el actual sistema de ayudas públicas, que no se sabe cuando empiezan, cuando acaban, si hay o no presupuesto, a lo que hay que añadir el formato que supone contar con este incentivo como un ingreso más y su impacto en la declaración de la renta, en otros países se lo están tomando bastante más en serio. No hablamos de grandes potencias como Alemania, Francia, Noruega o Países Bajos. Hablamos de otros con presupuestos mucho más modestos como Rumanía que han metido la directa en su ayuda a la movilidad sostenible.
Allí el Ministro de Medio Ambiente, Costel Alexe, ha confirmado el compromiso del gobierno rumano con la transición hacia formas de movilidad limpias con el anuncio de la ampliación del programa de ayudas a la compra de coches eléctricos, que se ha convertido en uno de los más ambiciosos de Europa.
Este proyecto contaba con un presupuesto de 29 millones de euros para este año. Una cifra que acaba de ser aumentado hasta los 41 millones de euros debido a la buena acogida que estaba teniendo, y con el que esperan lograr ayudar a poner en la carretera unas 4.000 unidades. Más de los que se han vendido en los 4 años anteriores juntos.
Este marco favorable ha provocado que este pequeño mercado haya visto como las cifras de ventas se hayan multiplicado por dos en los seis primeros meses respecto a las cifras del pasado año. Algo que se ve favorecido tanto por las ayudas, que llegan a los 10.000 euros, como por el incremento de la oferta.
El Ministro de Medio Ambiente además ha destacado la importancia de contar con una red de recarga pública que apoye este despegue de las ventas, requisito fundamental explica para que los rumanos se lancen a la compra de coches eléctricos en mayor número.
Un programa de expansión de las redes que contará con ayuda de Europa, que invertirá 53 millones de euros en el periodo 2020-2025 que busca expandir las redes de recarga tanto en las zonas urbanas como en las periféricas, para hacer más fácil los desplazamientos con los modelos eléctricos.
Una apuesta de futuro que tiene de fondo razones como las horrorosas cifras de contaminación en sus grandes ciudades que han convertido a la capital, Bucarest, en una de las urbes más contaminadas de Europa con resultados muy negativos para la salud de sus ciudadanos.
Y es que la propia Bucarest se enfrenta a sanciones por parte de la UE por sus elevadas cifras de contaminación, que pueden llegan a suponer sólo a la ciudad rumana hasta 400.000 euros diarios si no ataja el problema.
También está la cuestión económica ya que a pesar de ser un país con un nivel medio de ingresos bajo, el coste de los carburantes se asemeja mucho al de otros estados, con el litro de gasolina o el diésel cerca del euro.
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Fuente | Incont