Los analistas de mercado Benchmark Mineral Intelligence prevén una preocupante escasez de litio a partir de 2022. Esa escasez de suministro podría hacer fracasar los proyectos de la mayoría de los fabricantes de coches europeos, que pretenden crear producciones totalmente eléctricas para finales de la década.
«A menos que veamos una inversión significativa e inminente en grandes depósitos de litio comercialmente viables, esta escasez se extenderá hasta el final de la década«, dijo George Miller de BMI. Parte del problema es que, aunque el valor del litio ha subido en los últimos años, esa subida aún no ha sido suficiente para provocar grandes inversiones en nuevas explotaciones mineras.
La apertura de nuevas minas tiene sus complicaciones, entre ellas el impacto medioambiental de las mismas. Rio Tinto, una de las mayores empresas mineras del mundo, anunció recientemente sus planes para un nuevo y vasto proyecto de extracción de litio cerca de Loznica, en Serbia. El anuncio provocó una tormenta de protestas por parte de los habitantes de la zona, que afirman que Rio Tinto no presta verdadera atención a las preocupaciones por la contaminación acústica y del agua en la zona.
Con la previsión de que la demanda de litio supere los 4,5 millones de toneladas en 2030, y con que el 60% de las reservas de litio del planeta se encuentran actualmente en China, también preocupa la seguridad del suministro para Europa, Estados Unidos y el resto del mundo. Si China decide que necesita mantener su propio litio, ¿qué significará eso para el resto?.
Surge la polémica. ¿Son los híbridos la mejor solución?
En este contexto, algunos empiezan a sugerir que el uso de motores totalmente eléctricos puede no ser el mejor plan, y que podría ser mejor para el planeta si empezamos a repartir un poco la carga de litio.
Como comentaba hace unas semanas Gill Pratt, director general del Instituto de Investigación de Toyota, el fabricante nipón defiende que una mayor dependencia de los híbridos, en lugar de los coches eléctricos, podría ser una mejor solución. El Dr. Pratt ha dicho que puede haber una forma mejor de hacer las cosas, y además de poseer varios coches Toyota, también es -de forma sorprendente- un conductor de Tesla. «Como científico, sé que, al igual que con muchos otros sistemas naturales y artificiales, la diversidad de tipos de coches eléctricos es una mejor manera de prevenir el cambio climático que un monocultivo de coches eléctricos de batería (BEV)«.
No es el único. Mazda, cuando lanzó su primer coche eléctrico, el MX-30, fue criticada por muchos por no tener una autonomía suficiente con una sola carga. Pero Mazda dice que fue una decisión deliberada: en lugar de añadir una batería adicional para los viajes más largos que la mayoría de los conductores no hacen la mayor parte del tiempo, optó por utilizar una batería más pequeña, más asequible y menos impactante para el medio ambiente.
El hidrógeno también entra en juego
Si la escasez de litio persiste, se podría dar la vuelta a la ecuación. Si físicamente no podemos fabricar suficientes baterías, tendremos que encontrar otras soluciones para descarbonizar el transporte. La producción de hidrógeno a gran escala, utilizando energía renovable, podría empezar a ser tentadora, entre otras cosas porque, además de hacer combustible para los coches de pila de combustible de hidrógeno, el hidrógeno también puede combinarse – potencialmente – con el carbono de la atmósfera para hacer un simple hidrocarburo líquido. Es decir, gasolina, pero neutra en carbono.
La pregunta queda abierta. ¿Es mejor para el planeta una mayor dependencia de los híbridos, en lugar de los coches eléctricos?.
Fuente | Irish Times
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