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Alemania y Canadá amenazan con una guerra comercial con Estados Unidos por el coche eléctrico

Hace unos días el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, presentó un ambicioso proyecto para acelerar la transformación del sistema de transporte con un especial protagonismo para los coches eléctricos. Un proyecto que permitirá acceder a unas importantes ayudas, pero que las condiciones favorables para los modelos fabricados dentro del país han hecho saltar todas las alarmas en lugares como Canadá, Alemania y México, que amenazan con represalias si este se aprueba.

El principal problema es que este proyecto de ayudas se centrarán principalmente en los coches eléctricos fabricados en Estados Unidos.

En general, cualquier coche eléctrico podrá acceder a una ayuda de 8.000 dólares. Pero aquellos fabricados en Estados Unidos podrán añadir otros 4.500 dólares adicionales. Algo que desde Canadá y Alemania han catalogado como competencia desleal.

No sólo eso. Además, el Presidente Biden ha puesto otra condición no falta de polémica. Y es que sólo podrán acceder a esta ayuda adicional aquellas marcas cuyas fábricas están afiliadas a algún sindicato de trabajadores. Algo que en la práctica deja fuera a buena parte de las nuevas startups, como Tesla pero también a Rivian o Lucid Motors, que posiblemente ni han tenido tiempo de organizarse en este aspecto.

Uno de los primeros en criticar la medida ha sido el presidente de Daimler, Ola Kallenius, que en declaraciones al Financial Times ha indicado que las reglas deberían ser las mimas para todas. Algo que sucede en Alemania donde los coches pueden acceder a los generosos subsidios independientemente de donde se fabriquen.

Joe Biden anuncia nuevo plan en EE.UU.

Desde el lobby alemán del automóvil, el VDA,  también han criticado los planes. Su presidenta, Hildegard Müller ha indicado que: “Ahora necesitamos esfuerzos coordinados conjuntos para lograr los objetivos climáticos. Deben evitarse nuevos conflictos comerciales «.

Los fabricantes alemanes fabricaron más de 742.000 coches en Estados Unidos el año pasado, según la VDA, y emplearon a más de 60.000 personas. El problema es que marcas como Audi, de las más vendidas en aquél mercado en sectores como los híbridos enchufables y eléctricos, no tienen fábrica en Estados Unidos.

Por su parte las plantas de Mercedes, Volkswagen o Toyota no están sindicalizadas. Por lo que a pesar de fabricar en ese mercado, tampoco podrán acceder a las ayudas extra según este proyecto.

Una iniciativa que parece diseñada para favorecer a marcas que hasta ahora han estado en un segundo plano en cuanto a electrificación, como General Motors, Chrysler, o Ford, pero que no deberían cantar victoria antes de tiempo ya que los detalles del texto indican que tampoco podrán beneficiarse los modelos que usen partes fabricadas fuera de Estados Unidos, algo que perjudicará a Ford.

Opinión

Ahora queda por ver si el esperado plan de acción de Biden logra acelerar la transición energética, o como muchos temen, podría convertirse en un enemigo en casa al retrasar la implantación al favorecer a marcas menos competitivas pero que cumplen con los requisitos.

Por otro lado, en el fondo aunque el proyecto rompe las reglas de los acuerdos internacionales, y su intención no sea otra que favorecer las marcas locales, tiene un aspecto positivo y es que favorece la producción local. Algo que tiene impactos como en la reducción de las emisiones al hacer menos atractivo enviar grandes y contaminantes cargueros a atravesar los océanos, y además producirá trabajo de forma local y bajo los estándares de cada país, lo que supone una competencia más saludable.

Fuente  Financial Times | DW

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