Opinión. ¿Por qué las marcas están apostando por los diseños retro en sus coches eléctricos?
La moda de los coches «retro» comenzó hace cerca de 25 años con el lanzamiento del Volkswagen New Beetle. Desde entonces, han sido muchas marcas que han optado por rememorar su pasado para atraer a los clientes más nostálgicos, logrando varias de estas propuestas un éxito indiscutible (Dodge Challenger, FIAT 500, Ford Mustang, MINI…).
A pesar de algunos sonados fracasos como la última generación del Beetle, cada vez son más los fabricantes que están apostando por esta corriente estética. Curiosamente, la transición a la movilidad eléctrica no solo no ha apagado esta pasión por lo vintage, sino que incluso la ha avivado. ¿Cómo es posible?
A pesar de que la adopción masiva de la tecnología eléctrica será la mayor revolución experimentada por la industria automovilística en toda su historia, en el caso de muchas firmas esta transformación no vendrá acompañada de carrocerías innovadoras y vanguardistas acordes a este enorme salto técnico, sino de propuestas de corte clásico y «neo-retro».
En el caso de marcas como MINI, que basa todo su lenguaje de diseño en el icónico urbano creado en 1959 por Alec Issigonis, esta estrategia es más que comprensible; sin embargo, firmas como Honda o Renault también seguirán sus pasos, como demuestran el Honda e y los inminentes remakes de los Renault R5 y 4L.
Renault apostará con fuerza por los diseños retro en su gama eléctrica de acceso
Tampoco podemos perder de vista en el caso de FIAT la expansión de la gama 500, que además de las versiones tres puertas (Berlina), descapotable (Cabrio), cuatro puertas (3+1), monovolumen (500L) y SUV (500X), se verá enriquecida a corto plazo con la llegada de una variante de cinco puertas ubicada en el segmento B. Sin salirnos de FIAT también podemos señalar que el Panda de cuarta generación retomará las claves estéticas del modelo de los años 80, como evidencia el concept Centoventi.
Incluso marcas chinas como ORA (perteneciente a Great Wall) se están subiendo al carro de lo retro, aunque en este caso en lugar de beber de su propio pasado se «inspiran» en la estética de algunos de los modelos más populares de los fabricantes occidentales (este es el caso del ORA Punk Cat, un descarado plagio del Volkswagen Beetle original).
El motivo detrás de este auge probablemente sea bastante sencillo de explicar: en un panorama cambiante, muchas marcas han tomado la decisión de recurrir a la nostalgia para atraer a unos compradores que posiblemente se muestren algo recelosos durante la transición de una forma de movilidad a otra. Además, los clientes están dispuestos a pagar más por un automóvil de diseño exclusivo y diferente, algo que permite «camuflar» el (por el momento) mayor precio de los eléctricos. La nostalgia vende, ¿y qué mejor que utilizarla para ayudar a implantar una tecnología de vanguardia?
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