Con el objetivo de diseñar electrolitos sólidos, y por tanto más seguros y duraderos, se ha estudiado la capacidad de formar geles poliméricos que permitan llevar un paso más allá la actual tecnología. Ahora un grupo de científicos de la Universidad de Tecnología Química de Pekín ha presentado un nuevo tipo de electrolito polimérico, que permite alargar de forma drástica la vida útil de las baterías de litio.
El equipo ha desarrollado un prototipo de una celda dotada de un electrolito polimérico en gel (GPEs). Un material semisólido o semilíquido, que supone una alternativa a las soluciones líquidas tradicionales.
Este tienen la ventaja de una alta conductividad, lo que significa que transfieren los iones de litio más rápido. Los electrolitos de polímeros sólidos, por otro lado, ofrecen una mayor flexibilidad y una mejor estabilidad térmica.
Los GPE se encuentran en un estado intermedio y, por lo tanto, combinan sus ventajas en conductividad y seguridad. Estos se componen de sílice de tamaño nanométrico y nanopartículas que sirven como rellenos inorgánicos, donde una nanofibra funciona como sustrato de soporte para las nanopartículas. Los investigadores también usaron electrolito líquido para llenar el espacio vacío entre los poros y así formaron un electrolito gelatinoso.
Para las pruebas, el equipo ha llevado las celdas hasta el límite con constantes ciclos de carga y descarga hasta desde el 100% hasta el 0%. Un proceso que supone el peor escenario para una batería y que se ha saldado con una nota excelente.
Según los primeros resultados, este nuevo diseño ha logrado mantener el 92% de su capacidad original después de 300 ciclos. Una cifra que comparan con el apenas 30% que han logrado las cedas de litio convencionales bajo el mismo proceso.
Unas características, resistencia y estabilidad térmica, que según sus diseñadores, le dan al nuevo electrolito una ventaja competitiva frente al resto de productos en el mercado.
Vía | SCMP
