Toyota considera que la libertad de elección del cliente justifica su tibia apuesta por los coches eléctricos
Toyota, una marca que a principios de siglo disfrutó de la buena imagen y prensa en el círculo ambientalista con la salida del primer coche híbrido, el popular Prius, se enfrenta los últimos años a duras críticas por su escasa apuesta por la electrificación.
El último reproche del que nos hicimos eco, por parte de diversos inversores de fondos europeos, han tenido respuesta en la reunión general anual celebrada el miércoles. El director de tecnología de Toyota, Masahiko Maeda, quiso justificar la posición de Toyota en estos tiempos de transición.
«El objetivo es la neutralidad del carbono», sin embargo, «los clientes deben elegir», dijo Maeda. Para él, Toyota debe ofrecer una variedad de opciones disponibles y el fabricante no debería presionar una transición eléctrica que limitara su propuesta.
El cliente debe tener opciones y Toyota se las dará
Toyota defiende que hoy en día, opera en mercados cuya infraestructura no está lista para adoptar los coches eléctricos de forma masiva y en donde los híbridos tienen todo el sentido para su clientela. Además muestra su apoyo a la continuidad de los motores de combustión interna que utilicen los combustibles ecológicos que están en desarrollo, entre los que incluye el hidrógeno. Según su previsiones, las ventas anuales de vehículos eléctricos en 2030 serán de solo 3,5 millones unidades, lo que representa un tercio de las ventas.
Defiende el papel pionero de Toyota en las últimas décadas para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero desde el mismo momento de producción de vehículos. Por ello, Seiji Sugiura, analista senior del Instituto de Investigación Tokai de Tokio justifica que la descarbonización de la marca sea pragmática y que marque el ritmo más lento de la electrificación de la marca, en oposición a las posturas de los grupos de ambientalistas que desean una transición inmediata.
El año pasado la compañía destinó una inversión de 60 mil millones de dólares para el programa de electrificación de su gama de vehículos. La mitad del presupuesto será destinado al desarrollo de eléctricos puros. El mes pasado el fabricante puso en el mercado japonés su primer vehículo eléctrico, aunque sólo mediante leasing, ya que la presencia de híbridos de gasolina en Japón es abrumadora.
La postura más tibia de adopción de coches eléctricos es compartida por otras firmas japonesas como Honda, Nissan y Mitsubishi. Precisamente estas dos últimas marcas fueron pioneras en su momento con el lanzamiento del Mitsubishi iMiEV y el Nissan LEAF. Esta salida se acompañó de un ambicioso programa gubernamental para crear una amplia red de carga para coches eléctricos. Pero 10 años después las ventas de coches eléctricos apenas llegan al 1% y muchas de esas estaciones han quedado obsoletas o inutilizables. Las marcas japonesas ven su mercado global demasiado lastrado por las preferencias del mercado doméstico y su poco aprecio por los coches eléctricos que apenas tienen éxito entre los pequeños kei cars. Después de décadas de excelencia en ingeniería mecánica, el paso a la ingeniería química que propulsa los vehículos eléctricos podría hacerles perder competencia respecto a las marcas europeas, chinas y americanas.