¿Quieres estar informado diariamente con las últimas novedades del mundo del motor?

Ahora no Permitir

Conectar continentes con renovables y largos cables es técnicamente posible, económicamente improbable

Desde su presentación hemos seguido muy de cerca el megaproyecto que buscaba conectar el norte de Australia con Singapur, para enviar electricidad de gigantescos parques solares y eólicos desde territorio australiano hasta la ciudad estado asiática. Pero finalmente este proyecto ha colapsado, pero no por razones técnicas, sino simplemente por la ingente cantidad de dinero que sería necesario.

Básicamente la idea era instalar un parque de paneles fotovoltaicos de entre17 y 20 GW, más de la potencia instalada en España, y respaldado por un sistema baterías de entre 36 y 42 GWh, todo en una instalación que enviaría su producción a más de 4.000 km de distancia mediante cables submarinos hasta Singapur.

Ahora, los responsables del proyecto, dos de los principales multimillonarios australianos, han confirmado que el proyecto no podrá realizarse. Y no por una cuestión técnica, sino directamente por una cuestión económica, y centrado en la parte del cable que tendría que conectar Australia con Singapur.

Y es que los expertos indican que proyectos mucho más modestos, como otro en marcha en la propia Australia que busca conectar los 250 km que hay entre la isla de Tasmania y el resto del país, una iniciativa varias magnitudes menor, también corre riesgo de no poder realizarse por el coste económico. Y hablamos de 17 veces menos distancia, y profundidades de entre 50 y 60 metros, que palidecen ante las cifras del proyecto de conectar con Singapur, que además debe enfrentarse a aguas con hasta 2 kilómetros de profundidad.

El reto aquí era convencer al fabricante del cable para que centrase tres años completos de producción en un único cliente. Algo que la empresa ha respondido que para ello hace falta contar con el respaldo económico necesario.

En Europa también hemos visto grandes anuncios similares. Por ejemplo, el realizado por Reino Unido y Marruecos. Una iniciativa que busca proporcionar el 8% de la energía necesaria en Reino Unido mediante un cable procedente de la región marroquí de Guelmim Oued Noun, desde donde pretenden enviar cuatro cables de alto voltaje y con 1,8 GW, que serían los más largos del mundo y recorrerán alrededor de 3.800 kilómetros bajo el agua.

De nuevo, un proyecto técnicamente viable, pero económicamente un infierno que hace mucho más económico y lógico hacer pasar por España y de ahí llegar al resto de Europa.

¿Hidrógeno verde o amoníaco la alternativa?

Ahora, los socios del proyecto buscan en solitario alternativas que permitan aprovechar el trabajo realizado hasta ahora. Y una de las alternativas que se ha propuesto es sacar partido a la energía solar y eólica para convertirla en hidrógeno verde o amoníaco para su exportación.

El problema de nuevo es que es algo técnicamente posible, pero que de momento nadie ha hecho. Nadie está fabricando el vector energético para exportarlo a grandes distancias. Incluso de momento ningún astillero fabrica barcos comerciales para el transporte de hidrógeno. Hay muchos prototipos, pero no hay producción que se pueda asegurar en un proyecto de estas dimensiones.

Algo que nos indica que los megaproyectos son muy llamativos, pero la tecnología necesita ir quemando etapas intermedias hasta lograr contar con una cadena de suministro y un modelo de negocio establecido, antes de lanzarse a este tipo de iniciativas a gran escala.

Vía | ABC News

Compártelo: Compartir en WhatsApp Compartir en Menéame