
Los coches eléctricos emiten hasta un 83% menos contaminación en la frenada
Un nuevo estudio europeo demuestra que los coches eléctricos reducen hasta un 83 % las emisiones de partículas de freno, uno de los contaminantes más peligrosos del tráfico urbano, y que refuerzan el carácter de mayor sostenibilidad de la movilidad eléctrica.

Un nuevo estudio elaborado por EIT Urban Mobility en colaboración con Transport for London ha revelado un dato clave en la batalla por mejorar la calidad del aire en las ciudades. Según el estudio, los coches eléctricos emiten un 83% menos de partículas procedentes del sistema de frenado. Una cifra que refuerza la idea de que los beneficios de electrificar el transporte privado van mucho más allá de eliminar las emisiones del tubo de escape.
Esto se debe principalmente al uso del freno regenerativo, una tecnología que permite a los eléctricos desacelerar sin necesidad de fricción mecánica, lo que reduce drásticamente el desgaste de las pastillas de freno, y, como vemos, también la emisión de las peligrosas micropartículas que se desprenden de las pastillas de freno.
Los coches eléctricos se han demostrado ser superiores a los de combustión, pero también frente a los híbridos e híbridos enchufables. El estudio indica que los híbridos convencionales logran reducciones de entre el 10 y el 48%, y los híbridos enchufables hasta un 66%, pero ninguno se acerca a la eficiencia de los eléctricos puros en este aspecto.

El polvo de freno es especialmente preocupante por su facilidad para convertirse en partículas en suspensión que pueden ser inhaladas. De hecho, se estima que más del 40% del polvo generado por el frenado acaba en el aire que respiramos, frente a apenas un 1-5% en el caso del desgaste de neumáticos. Esto convierte al polvo de las pastillas de freno en uno de los contaminantes más peligrosos del tráfico rodado, y una razón más para acelerar la electrificación del parque móvil.
Más allá del tubo de escape: menos emisiones incluso contando neumáticos y asfalto

El estudio no se detiene solo en los frenos. También analiza otras formas de emisiones no relacionadas con el escape, como el desgaste de neumáticos y del asfalto. Una crítica habitual a los coches eléctricos es que, al ser más pesados, podrían generar más residuos por el contacto con la carretera. Sin embargo, incluso asumiendo un peso un 20% superior (una cifra discutible según el modelo), los eléctricos siguen ganando: producen un 38% menos de emisiones totales si se suman frenos y neumáticos.
Y si a esto se le añaden las cero emisiones directas, la diferencia es aún mayor. Los coches eléctricos igualan o superan incluso a motocicletas de gasolina en emisiones por kilómetro, siempre que se tenga en cuenta el número de pasajeros transportados.
Eso sí, el estudio también señala que la mejor forma de reducir la huella ambiental del transporte urbano no pasa solo por electrificar, sino por cambiar de modelo. El transporte público, la bicicleta y los desplazamientos a pie siguen siendo las opciones más sostenibles. Y dentro de los vehículos privados, elegir componentes de bajo desgaste como discos de freno de materiales compuestos o neumáticos más resistentes podría suponer otro avance importante.
En resumen: los coches eléctricos no solo eliminan el humo que vemos salir por el escape, también evitan la emisión de las peligrosas partículas invisibles que se desprenden del sistema de frenado. Otro argumento más para dejar atrás el motor de combustión cuanto antes.
Fuente | Eiturbanmobility