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La intrahistoria de cómo el Reino Unido le ‘quitó’ a España la nueva planta de baterías de Tata

El pasado miércoles se hizo oficial la noticia de que Tata Motors había decidido invertir 4.600 millones de euros en una nueva planta de baterías para coches eléctricos en el Reino Unido, ganando así las islas su particular ‘batalla’ con España para dar cabida a esta gigafábrica.

Lo cierto es que la historia que hay detrás de esta decisión bien se podría equiparar a una negociación deportiva, y es algo que debemos tener muy en cuenta en el contexto actual que vive el sector: quien paga, manda. Viajes a la India, mensajes telefónicos, llamadas cuando el ‘fichaje’ por España estaba casi confirmado… y al final, el mejor postor se llevó el premio.

Sabemos que China domina la cadena de producción mundial en lo que a coches eléctricos y baterías se refiere. ¿Y qué están haciendo el resto de gobiernos? Ponerse las pilas, nunca mejor dicho, creando sus propios programas de apoyo a su industria local, de cara también a reducir una dependencia brutal de Asia que quedó patente tras la pandemia por coronavirus.

Estados Unidos y la Unión Europa ya han movido ficha, esperando que no sea ya demasiado tarde. Reino Unido, sin embargo, está viviendo unos años complicados, pero la decisión de Tata de instalar allí su gigafábrica de baterías puede girar la balanza en favor del país británico.

El gobierno británico logró convencer a Tata tras una negociación «al filo de la navaja».

Así ganó la ‘batalla’ el Reino Unido a España, con dinero

La industria automovilística británica está viviendo unos años convulsos, al igual que su política en general, provocado por su salida de la Unión Europea. Lo quieran o no, el Brexit ha ocasionado que, en 2022, la producción de coches del Reino Unido haya caído a mínimos no vistos desde hace 66 años. El propio Elon Musk lo dijo cuando valoró crear una de sus gigafábricas allí: «una desventaja para el Reino Unido».

El cierre de dos plantas automovilísticas, incluida la de Honda, los cuellos de botella generados en la cadena de suministro y la escasez mundial de microchips han sido los motivos principales. Y mientras tanto, en EE.UU. y en la UE se implantaban paquetes agresivos de ayudas públicas para atraer a los grandes fabricantes.

Ahora, la tendencia puede cambiar de forma drástica tras el anuncio de Tata de implantar su fábrica de baterías en Somerset, al suroeste de Inglaterra, que conllevará la creación de 9.000 empleos. Sin embargo, las negociaciones con Tata, propietaria de Jaguar y Land Rover, estuvieron siempre en el ‘filo de la navaja’.

Todo apuntaba a que España sería el país escogido para la nueva gigafábrica de baterías de Tata, concretamente en Zuera (Zaragoza), donde incluso el grupo VW se planteó instalarse, antes de decidirse finalmente por Sagunto (Valencia).

La dimisión de Liz Truss, por entonces primera ministra, hace ya nueve meses tambaleó la economía británica. Por entonces, su Secretario Comercial Grant Shapps recibiría la llamada de los ejecutivos de Tata para comunicarles que el Reino Unido no sería la ubicación escogida para sus nuevas instalaciones. Las conversaciones entre ministros y altos cargos de la marca en el Reino Unido, incluyendo a su presidente Natarajan Chandrasekaran, se empezaron a suceder ante el temor de perder esta oportunidad. Shapps viajó a la India para reunirse con este último, cuando España confiaba con ganar la batalla al Reino Unido.

Tata, propietaria de Jaguar y Land Rover, se instalará en Somerset con su nueva planta de baterías.

Sin embargo, las negociaciones con los nuevos miembros del gobierno británico se sucedieron y el ministro de Inversiones Dominic Johnson volvió de la India en mayo con lo que parecía un acuerdo casi definitivo. El director de adquisiciones de Tata, Tom Flack, les devolvió la visita al número 10 de Downing Street. Así se consiguió que Tata Motors se decidiese por el Reino Unido, sin saber todavía la cantidad de dinero público que el gobierno británico ha decidido conceder en este proyecto. Allí se habla de más de 500 millones de libras, unos 580 millones de euros.

El director ejecutivo de la Sociedad de Fabricantes y Comerciantes de Motores allí, Mike Hawes, había dicho en su momento que otros países habían sido «increíblemente generosos», y que ahora el Reino Unido había «demostrado que puede ganar en el escenario internacional. Están cambiando algunas de esas percepciones». Todo apunta a que el gobierno se ha apuntado al mismo carro que EE.UU. y Europa.

Aun así, diferentes actores del panorama automovilístico británico advierten: «necesitamos más». El ex director ejecutivo de Aston Martin, presidente ahora del fabricante eslovaco de baterías InoBat, Andy Palmer, afirmó que el mercado «está distorsionado por enormes subsidio estatales. Existe el riesgo de que, debido a la falta de urgencia, esta planta de Tata sea demasiado pequeña y llegue demasiado tarde».

Los expertos de la industria habían pedido entre 4 y 6 gigafactorías nuevas para mantener la salud del sector en el Reino Unido. La decisión de Tata puede ser, sin duda, el punto de inflexión y crear un efecto dominó para los próximos años.

Fuente | AutomotiveNewsEurope

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