El próximo mes de de enero, Francia introducirá un nuevo sistema de ayudas a la compra de coches eléctricos que tendrá como principal novedad el añadir como condición para acceder las emisiones generadas durante su producción y transporte. Una medida pensada para reducir el impacto de la globalización, pero también para frenar a los coches eléctricos chinos. Ahora se ha confirmado que esta medida también afectará a los coches fabricados en Corea del Sur.
Como recordamos, el nuevo modelo de ayudas públicas supondrá que cada modelo recibirá una puntuación ambiental. Aquellos que superen los 60 puntos podrán optar a las subvenciones estatales; el resto quedarán excluidos.
También se tendrán en cuenta las condiciones de fabricación de la batería, el tipo de carrocería del coche e incluso su forma de transporte hasta Francia. Con este movimiento, las autoridades galas buscan beneficiar a los automóviles producidos en Europa.
Si bien esta medida está dirigida principalmente a los coche eléctricos chinos, existe una creciente preocupación dentro de la industria de que los modelos de Corea del Sur, que también puedan quedar excluidos de los subsidios, lo que les generaría importantes desventajas competitivas.
El gobierno francés dio a conocer la versión final de su versión del programa de ayudas hace unas semanas, tras lo que se ha abierto un período de recopilación de opiniones y alegaciones. El núcleo de la ley gira en torno a la evaluación de las emisiones, o huella de carbono, en todo todo el proceso de producción, para incorporarlo a los criterios de subvención.
Si bien su objetivo principal es frenar la proliferación de modelos procedentes del gigante asiático, existe una gran probabilidad de que las empresas de otros mercados externos se vean afectadas por esta medida, tanto las surcoreanas, como otras alternativas como las vietnamitas o las indias.
Uno de los problemas de Corea del Sur ha sido su tibia apuesta por las energías renovables. En 2022, la composición del mix eléctrico ha estado predominantemente basado en los combustibles fósiles, representando casi el 63% del total.
El carbón, con aproximadamente un 34%, y el gas, con un 28%, forman la mayor parte de esta categoría. El restante 37% de la electricidad es de baja emisión de carbono, con la energía nuclear, con el 28% de la electricidad total, mientras que el resto está compuesto por energía solar (5%), biocombustibles (3%) y en menor grado por energía eólica e hidroeléctrica, que juntas representan poco más del 1% del mix eléctrico.
Una medida que podría acelerar los planes para ampliar la producción de las marcas surcoreanas en sus plantas europeas, lo que tendría como resultado menos emisiones en procesos como el transporte, pero también mayor carga de trabajo en nuestras fábricas.
