
Así está un Tesla Model Y después de 200.000 km trabajando como taxi en España
Juan Carlos, un creador de contenido español conocido popularmente como "El Taxista Eléctrico" ha llevado a su Tesla Model Y a pasar una profunda revisión después de 200.000 km. ¿Cómo se habrá degradado la batería¿ Qué operaciones de mantenimiento recomienda hacer?

Cuando un taxi lleva más de 200.000 km reales a sus espaldas, el desgaste acumulado empieza a ser parte de la preocupación del profesional. Es por eso que Juan Carlos decidió llevar su coche a un taller especializado —el centro conocido como The Doctor— para someterlo a una inspección técnica completa.
Una revisión donde los mecánicos y técnicos revisaron la batería con maquinaria homologada, comprobaron suspensión, frenos, fluidos, transmisiones y refrigeración, y realizaron una auditoría de más de 60 puntos. El objetivo era claro: conocer el estado real de un coche utilizado intensivamente en servicio urbano, con decenas de miles de kilómetros al año, y poner a prueba su durabilidad.
En The Doctor comenzaron con la revisión de 60 puntos, un clásico del taller que suele destapar cualquier desgaste silencioso. A petición del taxista, también revisaron la degradación de la batería con sus equipos de diagnóstico profesional, muy diferentes a los típicos OBD domésticos que, según recalcan, no son fiables como referencia técnica.
Su coche, con 203.000 km y algo más de dos años y medio, marcó un SOH del 89%, es decir, un 11% de degradación. Para Marcos, responsable del taller, ese dato es completamente normal para un coche de uso profesional que se carga a diario y que combina cargas en casa con ultrarrápidas. El voltaje entre módulos apenas tenía una variación de 5 mV, lo que indica un equilibrio casi perfecto.
Al revisar módulo por módulo, todas las celdas mostraron un comportamiento muy sano para el kilometraje acumulado.
Revisión general: frenos, suspensión, refrigeración y mantenimiento

Con el coche levantado, los técnicos fueron repasando cada elemento clave. El líquido de frenos mostraba un 1,5% de humedad, justo en el límite de cambio. Nada extraño tras este uso intensivo.
En la suspensión, el taxista ya había sustituido los brazos a los 150.000 km, y algunos delanteros empiezan a mostrar pequeñas fisuras, así que tendrá que pedir revisión antes de que cumplan un año para ver si la garantía cubre el desgaste.
Llamó la atención el estado del aceite de la transmisión. El taxista lo cambió por primera vez a los 60.000 km, y esta vez, tras 140.000 km, ya mostraba un desgaste evidente. En The Doctor recomiendan el primer cambio entre 30.000 y 40.000 km para eliminar virutas del rodaje, y luego cada 80.000 o 100.000 km. En este caso, el aceite ya estaba claramente para renovar.
El líquido refrigerante de la batería estaba perfecto, capaz de rendir a -35 ºC según el test de pH. Y un dato que sorprende incluso a los más escépticos: pastillas y discos siguen originales, prácticamente como nuevos. La magia de la frenada regenerativa.
Hábitos de carga y su impacto

El taxista explicó que carga el coche todos los días al 100%, porque su jornada no le da margen para estrategias más conservadoras. Cuando graba fuera, recurre a ultrarrápidos de Tesla sin demasiadas contemplaciones.
El taller explicó que el hábito ideal sería mantener la batería cerca del 50%, moviéndose entre el 40% y el 60%. Pero, como admiten, eso es imposible para quien vive del coche. Con su rutina, carga al 100% y rara vez baja del 20%, una práctica que estresa más la batería… pero aun así la degradación del 11% está en los valores esperados.
Además, de los 210.000 km, unos 56.000 km provienen de recargas rápidas, un 27% del total. Y aun así, la batería mantiene estables sus parámetros.
En baterías LFP se recomienda cargar al 100% una vez a la semana para ayudar a calibrar el BMS, pero en The Doctor creen que una vez al mes es suficiente. En el caso del taxista, la carga completa diaria responde únicamente a su necesidad laboral.
Conclusión tras la inspección
Tras repasar el coche pieza a pieza, la conclusión del taller fue clara: el coche ha envejecido muy bien. La batería conserva un estado saludable, el sistema de refrigeración funciona como el primer día, los frenos apenas han sufrido desgaste y los únicos puntos a vigilar son lógicos para un coche sometido a uso intensivo diario.
Cuando Marcos tuvo que poner nota, lo tuvo claro: muy alta. Sigue pensando que, por calidad-precio, este tipo de coches es “imbatible”.
El taxista espera volver con 400.000 km para una segunda parte. Y pronto publicará un vídeo con todos los gastos reales de mantenimiento y energía frente a su anterior coche de combustión. Ya adelanta que el ahorro es enorme.


