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Hasta el 830% de diferencia. Las aberraciones de las tarifas de carga rápida

Cuando el conductor de un coche eléctrico quiere hacer una parada en una estación de carga pública, se enfrenta a una serie de desafíos. Desde saber si tiene instalada la app que inicia la carga, pasando por saber si tiene una tarjeta bancaria asociada, hasta si el formato es el de su coche. Pero también hay factores como las diferencias de precio e incluso las diferencias de coste en una misma red. Algo que lleva a situaciones absurdas que algunos expertos llaman a solucionar de forma urgente.

Francia es un ejemplo de estos problemas. Un país bastante más avanzado que España en cuanto a despliegue de puntos de recarga, pero que también está comprobando de una forma prematura los muchos retos que debe superar el sector para lograr ofrecer un servicio más eficaz y profesional.

La organización de consumidores de Francia, UFC-Que Choisir, ha realizado un estudio que ha tenido unos preocupantes resultados, y donde han comprobado que a las dificultades de encontrar un lugar donde cargar los vehículos, se han sumado otras como que en torno al 39% de las estaciones en marcha no funcionaban correctamente o directamente estaban apagadas.

En lo que respecta a los precios, el estudio revela flagrantes inconsistencias. Los usuarios que tienen un coche eléctrico a menudo tienen que navegar por un laberinto de diferentes precios, lo que dificulta la comparación y la elección de la estación que más nos encaje.

Algunos operadores cobran en función de la cantidad de electricidad consumida (kWh), mientras que otros añaden una tarifa fija o incluso aplican tarifas de estacionamiento. Esta complejidad conduce según la asociación “a vivir aberraciones de precios”.

Por ejemplo, UFC-Que Choisir observó tarifas de entre 0,39 y 2,12 euros el kWh, lo que supone una diferencia de precio de hasta el 830%. La asociación incluso ha realizado una prueba que demuestra que el coste de recargar un Peugeot e-208 en Lyon en una toma pública puede variar de 7,35 euros a 68,77 euros según el operador, lo que es casi 10 veces más caro que recargar en casa.

Ante estos alarmantes resultads, UFC-Que Choisir ofrece varias soluciones para mejorar la situación. En primer lugar, la asociación solicita un marco obligatorio para el despliegue de estaciones de carga accesibles al público en todo el territorio, tanto para la movilidad diaria como para largas distancias.

También destaca la necesidad de una visualización obligatoria, armonizada y accesible de los precios de carga en todas las terminales públicas. Que el cliente no tenga que bucear en la app o en la web del operador para saber cuánto le va a costar la parada.

Para terminar, la asociación pide que sea obligatoria la instalación de terminales de pago con tarjeta bancaria, para que los usuarios no dependan de aplicaciones, tarjetas o llaveros, lo que facilitará el uso dentro de un arco más elevado de usuarios, así como la publicación de los precios de las recargas en una plataforma pública y abierta, que permita ver claramente quienes son los más y los menos competitivos en ese aspecto.

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