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Prueba BYD Seal. La alternativa china ya es una realidad

Esta semana hemos tenido la oportunidad de hacer una pequeña toma de contacto con el BYD Seal. El cuarto miembro de la familia de coches eléctricos del fabricante chino en España, a dónde ha llegado de la mano de una propuesta muy sólida en todos y cada uno de sus aspectos.

Sin duda, lo primero que llama la atención del Seal es que en «persona» es mucho más atractivo que en las fotos. Sus líneas angulosas le proporcionan un aspecto agresivo y elegante desde el frontal a los difusores traseros. Un apartado muy personal, pero que bajo mi punto de vista le otorgan una de las líneas más atractivas dentro de los coches a la venta en Europa.

No hay nada en su exterior que cambiaría, ni su línea, ni su enorme techo de cristal de 2 metros cuadrados, ni tampoco unas llantas que cuentan con un diseño muy logrado. Una propuesta estética intachable que tiene su colofón en una parte trasera donde una enorme tira LED le otorgan un aspecto futurista y diferencial.

Los acabados son uno de sus puntos más interesantes. Además de una gran calidad en las juntas, vemos detalles invisibles a los ojos de un cliente, pero muy importantes, como son la alineación de los tornillos que tienen una marca que indica que han sido colocados de forma correcta (Foto inferior). Todos y cada uno de ellos, lo que denota una obsesión por la perfección en este apartado.

Detalle de la alineación de los tornillos del BYD Seal

El resultado es un coche perfectamente terminado, a la altura de los grandes grupos europeos. Algo que tiene su extensión en un interior donde el nivel de calidad es también muy elevado.

Prueba BYD Seal: interior y acabados

En este apartado puedo hacer una comparación rápida y superficial con mi actual coche, un Tesla Model 3 Long Range del 2019, que se coloca muy por debajo del BYD en todos los aspectos. Tanto acabados, algo que se puede ver de una forma gráfica simplemente cerrando una puerta, como también diseño, e incluso insonorización.

Esto nos lleva a pensar en que un cliente sin muchas referencias ni influenciado por nadie, se sienta en un Tesla, y luego se sienta en un BYD, sin duda se inclinará por el BYD por su enorme superioridad en acabados y diseño. Luego, ya sabemos que hay otros muchos factores que inclinan la balanza hacia uno u otro lado. Pero simplemente valorando calidad y diseño del interior, apostaríamos por BYD.

Y no penséis que soy muy fan de las grandes parafernalias de los coches más modernos. Por ejemplo, el head up display que proyecta la imagen en el parabrisas me parece un horror y una distracción muy superior al de llevar una gran pantalla táctil. Tampoco me gusta la pantalla frente al volante, que la considero un elemento totalmente prescindible. Sobre todo si tenemos el propio Head Up display que la puede sustituir.

Destacar entre los puntos positivos la comodidad de los asientos, con calefacción y ventilados, que cuentan con una agradable superficie y un diseño deportivo, que nos recoge perfectamente en las curvas.

Entre los puntos que no me han gustado del interior, sin duda la palma se la lleva el sistema de info-entretenimiento nativo. Un sistema muy poco eficiente y muy poco operativo, que por ejemplo, para conocer el consumo medio del vehículo nos obliga a bucear por hasta cuatro sub-menús. Y con Android Auto o Apple Car Play, podemos acceder a los beneficios de proyectar nuestro móvil a la pantalla facilitando muchas acciones, como usar Google maps, el reproductor de música, pero si queremos ver el consumo, de nuevo tenemos que volver a pelearnos con los menús.

En el sistema nativo no tenemos elementos tan sencillos o básicos como navegador de internet, o aplicaciones de reproducción de contenidos. Youtube, Netfix, Tiktok…algo que el móvil más barato del mercado si lleva, lo que nos indica que no debería ser un reto técnico añadirlo. Por lo demás, el movimiento y el redimiendo de la pantalla es perfecto, sin lag ni problemas similares.

Tampoco me ha gustado el sistema de alertas, que te obliga a pasar un rato activando y desactivando elementos del sistema de ayudas a la conducción. Un universo de opciones que tienes que adaptar para lograr un equilibrio entre prestaciones, y pitidos. Algo que puede abrumar a muchos clientes que se ven obligados a convivir con una orquesta de avisos sonoros hasta que logran cambiarlos por visuales o por vibración.

Lo de la pantalla giratoria tampoco es algo que termine de entender. La única funcionalidad es acceder a un navegador que nos permita ver con más anticipación los próximos cambios en la carretera. Muy poco para una opción que complica y encarece el conjunto con un motor, además de reducir el espacio para acceder a la zona donde podemos dejar el móvil, que por cierto, tiene carga inalámbrica. Un elemento que añade coste y peso al conjunto.

Destacar que a pesar de llevar una batería Blade, las rodillas van también bastante altas, lo que puede hacer que los grandes desplazamientos sean algo incómodos para los ocupantes más altos, principalmente en las plazas traseras.

Un detalle bastante absurdo, es la sensación de «resbalar» al entrar en el coche. Y es que a diferencia de lo habitual, el suelo del interior no está forrado con moqueta sino de plástico liso, por lo que las alfombrillas que lo cubren no tiene esa tracción, y se mueven. Un efecto que encontramos en las plazas delanteras y las traseras, y que es la primera vez que lo veo. a cambio eso si, tenemos una superficie que podremos limpiar más fácilmente.

Por lo demás, decir que el maletero no es para tirar cohetes, 400 litros, pero es suficiente para llevar tres o cuatro maletas. Disponemos de un doble fondo bajo el mismo, además de otro maletero en el frontal con 52 litros. Un maletero delantero que habitualmente, nadie utiliza, y que resulta algo menos útil incluso que el del Tesla, ya que es bastante profundo pero muy estrecho, por lo que no entra una maleta de mano.

Prueba BYD Seal: sensaciones de conducción, consumo y autonomía

En este caso hemos podido probar la versión más potente. Una curiosidad es que al ver el coche, hemos visto que en la parte trasera las versiones se diferencian por un número. 3.8 y 5.9. Cifras que corresponden con la aceleración de cada uno.

Un aspecto que personalmente, me parece bastante absurdo, ya que dificulta el reconocer a primera vista cada variante, pero que como vemos en el mercado, es bastante habitual, por ejemplo, con el propio Model 3, que la diferencia entre el Dual Motor y el Performance es una línea bajo la denominación «Dual Motor».

Esto supone que hemos podido probar una variante con tracción a las cuatro ruedas, 390 kW (530 CV) de potencia, y capaz de acelerar hasta los 100 km/h en 3.8 segundos. Todo un misil sobre ruedas.

Y no defrauda. La entrega de potencia es brutal y te deja pegado al asiento. Las recuperaciones son también excelentes, y adelantar es una tarea sencilla y segura. Eso a pesar de uno de sus principales defectos, como es su peso.

Y es que esta versión declara un peso de 2.185 kilos. Esto supone 282 kilos más que un Tesla Model 3 Long Range Dual Motor. Aspecto que se deja ver en el paso por curva, donde el peso lastra ligeramente la tracción, eso a pesar de contar con un moderno sistema adaptativo desarrollado para ofrecer el mejor rendimiento posible sobre superficies como agua o nieve.

Pero a pesar de esto, resulta muy meritorio que BYD haya logrado que un coche de más de 2 toneladas se comporte como un deportivo, y a no ser que vayamos a ir al límite, será muy difícil hacer sufrir a su chasis.

En cuanto al consumo, aquí de nuevo se hace patente la cuestión del peso. Y es que en nuestra pequeña prueba, hemos circulado una hora por carreteras secundarias y tramos de autovía en la zona norte de Madrid, con una velocidad media por debajo de los 70 km/h, lastrados por la entrada en la zona urbana, y donde hemos logrado un consumo medio de 23.5 kWh a los 100 km.

Esto es bastante, y nos habría otorgado una autonomía real con una carga completa de unos 365 kilómetros. Lejos de los 520 km que logra bajo el ciclo WLTP.

En cuanto a la carga, tampoco hemos tenido mucho tiempo para poner a prueba el sistema, llegando a una estación de IONITY con el marcador al 64%, momento en el que el sistema ha llegado a una potencia pico de 119.7 kW. Un Seal que como recordamos cuenta con una carga máxima de 150 kW, lo que supone que necesita unos 40 minutos para pasar del 20 al 80%.

Esto le colocan por debajo de sus principales rivales, y muy lejos de los más competitivos, como el Tesla Model 3, con sus 250 kW de potencia pico, que le duran muy poquito, o los reyes del mambo, los modelos de Hyundai y KIA, que gracias a su excelente curva de carga logran en 18 minutos llegar al 80% de carga. Menos de la mitad que el BYD.

Añadir que el igual que los modelos coreanos, el Seal también tiene un cargador bidireccional. Un sistema que nos permite exportar electricidad y convertir el coche en una estación eléctrica móvil, con una potencia de salida máxima de 3.3 kW, y que nos permite alimentar pequeños electrodomésticos, recargar nuestras bicis eléctricas, motos, e incluso otros coches.

Una de las principales preguntas es el rendimiento del sistema de conducción autopilotada. En este aspecto, BYD comete el mismo error que otras marcas, como Ford, y a pesar de contar con un conjunto competitivo, este pasa totalmente desapercibido desde el punto de vista del marketing.

Por ejemplo, para activarlo hay que bucear en los menús, y seleccionar su activación. También es recomendable hacer lo mismo con los sistemas de reconocimiento de señales…etc.

La activación se hace con un botón en el volante, y no hay aviso sonoro de su puesta en marcha, pero tampoco de su desactivación. La única forma es ver en el Head up display si el icono con el volante está en verde o no.

Una vez activado, el coche se mantiene dentro del carril perfectamente. Sin efecto ping pong ni movimientos raros incluso cuando pasamos al lado de un camión. Como el Autopilot, cada x segundos nos pide que pongamos la mano en el volante.

Hemos usado el sistema tanto en autovía, donde sacamos todo su potencial, pero también en carreteras secundarias, donde el único problema son las curvas más pronunciadas, donde el sistema se desactivará sin previo aviso en plena trazada.

La conclusión es que podremos hacer grandes viajes ayudados por este sistema que aumenta la seguridad y la comodidad.

Prueba BYD Seal: conclusiones

La gran pregunta es, ¿cambiarías tu Tesla Model 3 por un BYD Seal? Pues la respuesta es que, sin haber probado la nueva versión del americano, la respuesta es que si. Su calidad de materiales y acabados es enormemente superior a los de Tesla, y la sensación es de ir en un coche premium alemán.

Una BYD que además es una empresa en plena evolución, y cada pocas semanas lanza actualizaciones a distancia que mejoran el rendimiento y facilitan la vida al conductor. Algo que nos indica que escuchan a sus clientes, una característica fundamental para el éxito de una marca de coches eléctricos.

En cuanto al tema económico, esta versión del Seal, la más potente, tiene un precio en España, antes de ayudas o promociones, de 48.990 euros. Si añadimos ayudas del Plan MOVES III, y la campaña del fabricante, el precio se queda en los 40.790 euros.

Si el gasto va más allá de nuestro presupuesto, siempre podemos echar mano de la versión 5.6, la Standard, que cuenta con un motor trasero de 313 CV, una autonomía homologada de 570 km, y que parte desde los 46.990 euros, que con ayudas y promociones baja hasta unos jugosos 36.900 euros.

Lo mejor

  • Diseño
  • Calidad
  • Equipamiento

Lo peor

  • Consumo
  • Carga rápida
  • Sistema info-entretenimiento
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