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Las baterías de litio-aire continúan su desarrollo y prometen hasta 10 veces la densidad energética de las de litio

El sueño de lograr una batería que permita a un coche eléctrico ofrecer la autonomía de un modelo con motor de combustión, y también electrificar sectores como el de los aviones, está cada vez más cerca gracias a tecnologías como las baterías de litio-aire, que continúan su desarrollo. así lo ha confirmado esta semana el Laboratorio Nacional Argonne, que están desarrollando una batería de litio-aire que podrá hacer realidad ese sueño.

Uno de los avances más interesantes del último prototipo demostrado, es que este ha logrado superar los 1.000 ciclos de carga y descarga. Una cifra que les acercan a los estándares de las baterías de litio.

Esto se ha logrado gracias a elementos como el añadir una fina lámina hecha de electrolito sólido entre los electrodos positivo y negativo para proteger el litio utilizado en el electrodo negativo, que sustituye al electrolito líquido habitualmente usado en la industria.

Gracias a esto, las baterías ofrecen beneficios que empiezan por una mayor seguridad por su estabilidad térmica. De nuevo, un aspecto importante en los coches o vehículos que se mueven por tierra, pero fundamental para lograr su expansión en sectores como los aviones.

Batería de litio-aire, mayor seguridad y densidad energética

Sin duda el punto más interesante es que la química de las baterías desarrolladas por este equipo permitirá aumentar la densidad energética hasta 10 veces respecto a las baterías de litio actuales. Algo que se traduce directamente en mayores autonomías, que podrán superar los 1.600 km incluso en modelos medianos.

Según el laboratorio, el potencial de esta tecnología le permitirá llegar a los 3.000 Wh/kg, lo que supone multiplicar por más de diez las cifras de las baterías de litio más competitivas de la actualidad. Un dato que promete baterías listas para atender las necesidades de prácticamente cualquier vehículo, tanto de carretera, coches, camiones, como también una parte del transporte marítimo y aéreo.

La gran pregunta en estos casos es el cuándo. Según los responsables del proyecto, el reto ahora es mejorar la vida útil de las baterías, algo que supondrá llevar su fase comercial hasta más allá de 2030.

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