El peligroso juego en el que han entrado algunos fabricantes en su lucha contra el coche eléctrico
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Publicado: 09/04/2024 09:59
En los últimos meses estamos siendo testigos de una dinámica donde muchos grandes grupos automovilísticos están frenando, o dando marcha atrás, en sus planes para el coche eléctrico. También vemos noticias negativas, y desmentidas, como las relacionadas con el Tesla más económico. Y así un reguero constante de malas sensaciones que está logrando reducir las ventas y empeorar la percepción del gran público para el coche eléctrico.
Otras señalen son las encuestas publicadas la pasada semana por el portal norteamericano Edmunds y la consultora JD Power, que entre otras cosas indicaban que el número de clientes que descartaban la compra de un coche eléctrico para su próxima adquisición había crecido del 19% al 23% respecto al pasado año.
Según esta encuesta, los vendedores de coches también estaban pasando un mal momento debido a la acumulación de stock de coches eléctricos, que en Estados Unidos superaban los 159 días para encontrar un comprador, por los 115 días que promediaban el año pasado.
Los fabricantes están entrando en este juego, y tanto General Motors como Ford han anunciado recientemente la congelación de sus proyectos de lanzamiento o actualización de sus coches eléctricos, dando un paso atrás para lanzar híbridos enchufables.
En España concretamente hemos podido observar señales de esta dinámica, y hace unos días tenía lugar un momento bastante curioso como han sido las colas en dos estaciones de carga de Tesla en España. Una anécdota dentro de una red mucho más amplia, pero que ha tenido una gran repercusión en todos los medios.
El peligroso juego para los grandes fabricantes
Por supuesto, los fabricantes tienen derecho a vender lo que quieran. Son empresas y buscan beneficios, y si no lo logran con el coche eléctrico, lo harán con los híbridos o con lo que haga falta.
El problema es que el mercado se dirige hacia la electrificación completa. Así lo indican los análisis de grandes firmas como el banco de inversores como la suiza UBS, que ha indicado recientemente en un informe que en 2030, las ventas de coches eléctricos en Europa llegarán a las 9.6 millones de unidades. Una cifra que supondrá multiplicar por cinco las logradas el pasado año, cuando se matricularon 2.1 millones de coches en nuestro mercado.
Por su parte, el banco de inversiones HSBC publicó un estudio propio donde se estimaban que las matriculaciones de coches eléctricos en Europa llegarán a las 9.4 millones de unidades para 2030, lo que supondrá hacerse con el 60% de cuota de mercado.
La cuestión es por qué General Motors y Ford están frenando sus proyectos para sus coches eléctricos. No es que no estén convencidas de que se impondrá, sino que no son capaces de ofrecer un producto competitivo y sus ventas son muy bajas.
Eso les está llevando a adoptar una posición más conservadora para intentar salvar el ahora, pero a costa de poner en peligro el mañana.
Mientras tanto, otros grupos tienen una visión diferente. Y no hablamos de Tesla, ni siquiera de la avalancha china que está en ciernes. Hablamos de grupos como Hyundai.
El presidente del gigante surcoreano ha sido directo y claro al respecto, y en una entrevista ha declarado que «¿Quién va a comprar un coche eléctrico de una marca que está haciendo lobby contra el coche eléctrico?«
Una Hyundai que ha visto como sus ventas de eléctricos no solo no han bajado, sino que no paran de crecer, y se ha convertido en el segundo fabricante con más ventas en Estados Unidos, adelantando a General Motor y Ford, situándose solo por detrás de Tesla.
Y es que mientras que algunos rivales levantan el pie del acelerador, desde el grupo Hyundai se han redoblado los esfuerzos para diseñar un proyecto que supondrá el lanzamiento de decenas de nuevos modelos en los próximos años.
El peligro para Europa
La cuestión es que esta guerra contra el coche eléctrico puede tener graves repercusiones también para Europa.
Tal como ha avisado el presidente de Hyundai, si el cliente detecta que las marcas occidentales se posicionan contra esta transición, corren el riesgo de que los consumidores mejoren su percepción hacia aquellos que si apuestan de forma definitiva por la tecnología, como Tesla o los grupos chinos.
Un golpe directo al corazón industrial de Europa, que pasará a ser una sucursal de ventas, con pequeñas instalaciones complementarias de producción o ensamblado, con toda la inversión desviada a las marcas implantadas fuera de nuestras fronteras.
Una dinámica también alimentada por cientos de cuentas en las redes sociales que lanzan bulos o se dedican solamente a publicar noticias negativas, y que están ayudando a poner un clavo en el ataúd industrial de Europa para alegría de los fabricantes foráneos, y de paso, también para alegría de los países productores de petróleo.