Prueba Renault Scénic E-TECH, viajamos 2.000 km con el SUV eléctrico más familiar
Desde el lanzamiento de los primeros coches eléctricos de masas a principios de la década pasada, muchas cosas han cambiado en la industria del automóvil. Sin embargo, los requisitos de los consumidores respecto a estos vehículos se han mantenido invariables: para su popularización, deben resultar competitivos en términos de autonomía y precio frente a los modelos térmicos.
Los avances llevados a cabo en los últimos años han sido verdaderamente impresionantes. En 2014, el coche eléctrico más puntero de Renault era el ZOE, que por aquel entonces homologaba una autonomía de 210 km bajo el ciclo NEDC, ya en desuso. Esta cifra vendría a equivaler a unos 150 km bajo el actual ciclo WLTP.
En 2024, la firma del rombo nos propone como buque insignia de su gama cero emisiones el nuevo Scénic E-TECH, que ofrece hasta 625 km WLTP. Esto significa que, en un lapso de diez años, Renault ha sido capaz de cuadriplicar la autonomía de sus coches eléctricos, lo que refleja la enorme evolución experimentada por el sector.
Si bien el Scénic de quinta generación ya no es un monovolumen, sus creadores insisten en que sigue tratándose de un automóvil pensado para las familias. Para comprobar si es apto para los típicos viajes de vacaciones que realizan tantas familias en verano, hemos recorrido a sus mandos más de 2.000 km por autovía, el entorno más desafiante para un eléctrico.
Renault Scénic: adiós a la carrocería monovolumen
El Renault Scénic se encuadra en el segmento C-SUV, aunque en realidad podríamos considerarlo como un crossover, ya que su altura es relativamente contenida para lo que se estila en la categoría. Mide 4.47 metros de largo, 1.86 metros de ancho y 1.57 metros de alto, con una batalla de 2.78 metros. Sus proporciones son atractivas y estilizadas, algo a lo que ayuda su generosa distancia entre ejes.
Sus líneas son la prueba de que no hace falta recurrir a una silueta de tipo fastback, tan de moda entre los SUV «coupé», para lograr una estética atractiva. El frente tiene presencia, con un capó muy horizontal, una calandra cegada con un patrón romboidal y unos finos grupos ópticos complementados por unas luces diurnas en forma de boomerang. Eso sí, se echan en falta unos faros con tecnología matricial, presentes en la mayoría de sus rivales.
Su perfil recuerda más a un hatchback grande que a un SUV al uso, algo que también le ocurre a modelos como el Hyundai IONIQ 5. La zaga está protagonizada por unos bonitos pilotos en Y con las tulipas transparentes, misma solución que podemos encontrar en el Rafale. La oferta de llantas va de las 19 a las 20 pulgadas, y cuenta con algunos diseños muy llamativos.
Lo primero que notamos al sentarnos en el Scénic es que su posición de conducción recuerda a la de una berlina, ya que la postura más cómoda es con las piernas estiradas debido a la situación de las baterías bajo el piso. En viajes largos, la rodilla tiende a apoyarse en la bandeja del cargador inalámbrico para smartphones, que si bien está acolchada, no resulta tan cómoda como una consola continua.
Por lo demás, la ergonomía está muy cuidada, en gran medida porque Renault ha optado por mantener los controles físicos del climatizador, algo que es de agradecer. Es posible que algunos se sientan un poco abrumados por la cantidad de palancas tras el volante: luces (izquierda), selector de marchas (derecha), conmutador de los limpiaparabrisas (derecha), controles del sistema de audio (derecha) y dos levas para regular el nivel de retención de la frenada regenerativa.
En el lado izquierdo del salpicadero, donde se ubican el freno de mano eléctrico y el Auto Hold, también hay un botón para seleccionar de forma rápida la configuración que hayamos guardado para los asistentes de conducción. La nueva normativa europea obliga a que todos los avisos se conecten cada vez que se encienda el coche, pero los técnicos de la marca han incluido este práctico atajo para no tener que volver a elegir nuestras preferencias desde cero.
Aunque se echa en falta un Head-up Display, la instrumentación de 12.3 pulgadas es muy generosa, muestra la información de forma ordenada e intuitiva y ofrece varios modos de visualización, incluyendo uno con el mapa del navegador y otro con una representación del coche y los vehículos que lo rodean, solución que nos recuerda irremediablemente a Tesla.
Las comparaciones con la firma californiana no acaban ahí, puesto que el infotainment openR link, basado en el sistema operativo Android Automotive de Google, es probablemente el único del mercado a la altura del sistema de Tesla. El diseño de los menús es atractivo, la respuesta de la pantalla de 12 pulgadas se siente rápida y fluida, y disponemos de más de 50 aplicaciones a través de Google Play.
El asistente por voz Google Assistant funciona de forma impecable. Lo mismo ocurre con Google Maps, que integra un práctico planificador de rutas inteligente que tiene en cuenta las paradas para cargar. Si bien es muy sencillo de utilizar, peca de pesimista, ya que suele estimar una autonomía por debajo de la real, por lo que suele proponer paradas innecesarias. Eso sí, son fáciles de eliminar de la ruta.
La calidad percibida es buena, pues los ahorros de costes llevados a cabo por Renault no resultan evidentes. Mientras que rivales como Volkswagen utilizaron materiales visualmente pobres en los primeros ID.3 y otros como Tesla o Volvo han suprimido elementos como las palancas de la columna de dirección o la instrumentación, el Scénic es mucho más sutil.
Sin ir más lejos, el salpicadero y la zona superior de las puertas están realizados en plástico rígido, pero da el aspecto de estar acolchado gracias a una selección de materiales inteligente. Además, hay numerosos detalles que refuerzan la sensación de calidad: costuras vistas, huecos de las puertas forrados de fieltro, molduras metálicas… Por otro lado, las piezas del interior se sienten bien ensambladas entre sí.
La segunda fila es muy amplia tanto por altura como por espacio para las piernas. La quinta plaza resulta bastante utilizable gracias a la ausencia de túnel central. Ya no hay tres asientos individuales como en los antiguos Scénic, pero los tres respaldos sí que se pueden abatir de forma separada.
Un punto que agradecerán aquellos que tengan niños es el curioso reposabrazos central, que incluye un espacio de almacenamiento de 3.6 litros, dos tomas USB-C y soportes para tablets y smartphones. Los pasajeros traseros cuentan con sus propias salidas de aireación. El maletero es generoso, pues cubica 545 litros, pero el umbral de carga queda alto y no hay un doble fondo que permita obtener una superficie plana al plegar los asientos. Eso sí, hay un cofre bajo el piso para guardar los cables de carga.
Por último, me gustaría destacar dos equipamientos llamativos. Uno es el retrovisor interior, que tiene dos modos de funcionamiento: espejo convencional y pantalla digital, que muestra con mucha calidad las imágenes tomadas por la cámara trasera. El otro es el techo panorámico de cristal Solarbay, capaz de volverse opaco mediante la tecnología PDLC (Polymer Dispersed Liquid Crystal).
Viajando con el Renault Scénic
El Scénic E-TECH deriva del ya conocido Mégane E-TECH, con el que comparte plataforma (AmpR Medium). Su oferta está compuesta por dos conjuntos mecánicos, ambos de tracción delantera: «Autonomía Confort» (170 CV de potencia, batería NCM de 60 kWh, hasta 430 km WLTP) y «Gran Autonomía» (220 CV de potencia, batería NCM de 87 kWh, hasta 625 km WLTP).
En cuanto a la carga, anuncia un pico de 11 kW en corriente alterna (22 kW en opción). El modelo de 60 kWh alcanza los 130 kW en corriente continua, mientras que el de 87 kWh llega a los 150 kW (15-80% en 37 minutos).
Una vez en marcha, ofrece un buen compromiso entre confort y dinamismo. La dirección es relativamente rápida, aunque de tacto artificial, y la suspensión resulta cómoda y contiene de forma eficaz los movimientos de la carrocería. Eso sí, al menos con las llantas de 20 pulgadas que equipaba nuestra unidad, la amortiguación se sentía algo seca al pasar por badenes.
La cabina está bien insonorizada, incluso a alta velocidad. Los frenos son eficaces, pero a veces el cambio de la frenada regenerativa a la mecánica resulta un poco brusco. Hay cuatro niveles de retención seleccionables a través de las levas tras el volante: el más bajo deja el coche «a vela», mientras que el más alto lo frena mucho sin llegar a detenerlo por completo (no permite la conducción de un pedal).
Durante nuestra prueba con la versión «Gran Autonomía», realizamos dos viajes de Sitges (Barcelona) a Alcobendas (Madrid), ida y vuelta. En total, recorrimos más de 2.000 km por autopista a la velocidad máxima de la vía. Cada uno de los cuatro trayectos fue de unos 580 km, necesitando una única parada a mitad de camino en Zaragoza (concretamente en el Área 280 de la A2).
El consumo del Scénic es algo más alto que el de otros coches eléctricos similares, pero se ve compensado por su gigantesco pack. A 120 km/h, suele oscilar entre los 19 y los 23 kWh/100 km, dependiendo de la orografía y la temperatura. En el mejor de los casos llegó a registrar una media de 17 kWh/100 km entre Madrid y Zaragoza con mucho calor (37º C), aunque no nos pareció representativo.
Normalmente, la autonomía del coche a esta velocidad suele ser de 370-440 km reales, con temperaturas suaves tirando a cálidas (18-31º C). Su menor eficiencia respecto a otros modelos equivalentes podría deberse al uso de un motor síncrono de rotor bobinado en lugar del típico de imanes permanentes. Esta tecnología tiene como principal ventaja que prescinde de tierras raras.
En cuanto a la carga, a potencia máxima el coche tardó 30 minutos en pasar del 30 al 80% y 36 minutos del 16 al 80%, unos tiempos que si bien coinciden con los anunciados por el fabricante, resultan algo modestos. Tras una carga rápida, el consumo aumenta de forma temporal debido al BMS (Battery Management System), un efecto que se va moderando con el paso de los kilómetros.
Me gustaría hacer hincapié en que realizar estos viajes con el Scénic no me supuso ningún cambio a nivel de planificación respecto a un coche térmico. Por motivos familiares y laborales, me desplazo mucho entre las dos principales ciudades de España y siempre hago una parada para comer o cenar a mitad de camino (¡no deja de ser un viaje de casi seis horas!), momento que en este caso aproveché para cargar.
Gama y precios
La gama del Renault Scénic está formada por cuatro niveles de acabado (Evolution, Techno, Esprit Alpine e Iconic). El primero se asocia exclusivamente a la batería de 60 kWh, el segundo está disponible con ambas, y los dos últimos con la de 87 kWh. Esto nos da como resultado un total de cinco variantes diferentes.
El modelo «Autonomía Confort» parte de los 38.703 euros y el «Gran Autonomía» de los 45.493 euros. Aunque resulta algo más caro que su equivalente térmico dentro de la gama Renault, el Austral (30.875 euros el mild-hybrid de 140 CV y 35.815 euros el híbrido de 200 CV), si incluimos en la ecuación las ayudas estatales, sus tarifas quedan muy próximas.
La terminación Evolution cuenta de serie con el sistema multimedia openR link asociado a una pantalla táctil de 9 pulgadas, climatizador, elevalunas eléctricos en todas las puertas, retrovisores abatibles eléctricamente, sensores de luz y lluvia, faros LED, sensores de aparcamiento traseros con cámara de marcha atrás, tarjera manos libres, control de crucero adaptativo inteligente, iluminación ambiental, bomba de calor…
En materia de seguridad, habría que destacar la alerta de distancia de seguridad, el asistente de frenada de emergencia, la frenada de emergencia asistida con detección de peatones, el reconocimiento de señales de tráfico, el detector de fatiga, la alerta de salida de carril y el asistente de mantenimiento de carril.
El modelo Techno añade la pantalla de 12 pulgadas, el planificador de rutas con Google Maps, sensores de aparcamiento delanteros, faros LED Adaptive Vision con cambio automático de las luces de carretera/cruce, maletero con apertura eléctrica, cristales tintados, cargador de inducción para smartphones, levas tras el volante, retrovisor interior electrocrómico y el reposabrazos trasero Ingenius.
El Esprit Alpine incluye volante y asientos calefactables con ajuste lumbar eléctrico para el conductor. El Iconic suma a todo esto el control de crucero adaptativo inteligente con centrado de carril (conducción semi-autónoma de nivel 2), alerta de colisión trasera, frenada de emergencia asistida marcha atrás con detección de peatones, retrovisores con memoria, sistema de sonido Harman Kardon, asiento del conductor eléctrico con masaje, safe exit para los ocupantes, detector de ángulo muerto y prevención de salida de carril en caso de adelantamiento.
Conclusiones
El Renault Scénic E-TECH es una de las propuestas más interesantes de su categoría. No sólo es el coche eléctrico más barato del panorama con una autonomía superior a los 600 km WLTP, sino que también resulta muy práctico gracias a su buena habitabilidad. Está bien acabado, y dispone de algunos equipamientos prácticamente únicos en su segmento.
Un consumo algo más elevado de lo esperado y unos tiempos de carga simplemente correctos no logran opacar un conjunto en líneas generales muy recomendable. Y por si quedaba alguna duda después de leer esta prueba, se trata de un coche perfectamente apto para realizar viajes de larga distancia de forma cómoda.