Polestar desnuda los graves problemas de Alemania y descarta levantar una fábrica por sus elevados costes

Alemania ha pasado de ser en gran motor industrial de Europa, a atravesar una dura crisis por culpa de factores como los elevados costes energéticos. Algo que está llevando a muchas empresas a cerrar sus puertas, despedir personal, bajar sueldos, y otras a descartar su implantación. Entre las últimas está Polestar, que ha confirmado que ha descartado levantar una planta en Alemania.

Y es que Polestar, propiedad del gigante chino Geely, está en medio de una expansión que le está llevando a poner en marcha fábricas dentro de sus principales mercados. Una fórmula para evitar las tensiones geopolíticas y el impacto de medidas como los aranceles, que ha supuesto levantar fábricas en lugares tan variados como Corea del Sur, Estados Unidos, y ahora también buscan terreno para su fábrica europea.

En un principio se había barajado que Alemania acogiese esta nueva instalación. Pero el propio director general de Polestar, Michael Lohscheller lo ha descartado. Según el directivo en declaraciones al diario Welt: «Desafortunadamente, Alemania no es precisamente el lugar más barato para la producción de automóviles. Todo el mundo sabe cuáles son las condiciones generales en estos momentos.»

Esta nueva planta será la encargada de sacar adelante el nuevo Polestar 7. Un SUV compacto cuyo desarrollo ahora está comenzando, y que será presentado en dos o tres meses.

Una propuesta destinada a atender al mayor segmento del mercado europeo, que también está creciendo rápidamente. Mientras que los modelos anteriores llevan la firma de Ingenlath, que anteriormente fue diseñador del Grupo Volkswagern, el Polestar 7 está ahora diseñado por el nuevo diseñador Philipp Römers, procedente de Audi .

El objetivo es dar la vuelta a una situación crítica para la marca, que está viendo como a pesar de tener buenos productos, no logra remontar en ventas. Todo lo contrario.

Desde que se anunció que las cifras de ventas se multiplicarían por seis, en realidad se han estancado e incluso cayeron el año pasado. Polestar solo vendió 44.851 unidades en 2024, frente a poco más de 50.000 en años anteriores.

Cifras que chocan con los objetivos marcados en 2021, cuando estimaban que en 2025 estarían vendiendo unas 290.000 unidades al año. Una importante desviación de la marca que ha hundido totalmente las acciones del fabricante, y que la ha puesto en el alambre.

De todas formas, desde Geely tienen fe en el proyecto, ya que consideran que tiene el producto y la imagen necesaria para triunfar, y han intentado reconducir el proyecto con una rebaja de los costes, y medidas como la decisión de vender sus vehículos en los concesionarios de Volvo. Algo que esperan les de un impulso en los próximos meses, y les permita lograr oxígeno de cara a su crecimiento de la mano de un Polestar 7 que puede ser su última esperanza.

Queda ahora por ver quién se lleva el gato a agua, con esta nueva fábrica que está llamada a elevar el volumen de Polestar.