
Un FIAT Panda y el cantante de a-ha. Los propulsores de la revolución del coche eléctrico en Noruega
En 1989, el grupo a‑ha y la organización Bellona protestaron contra el sector del petróleo con un Panda eléctrico, desafiando al gobierno con la insumisión en el pago de impuestos y peajes: una acción clave que desencadenó las ventajas fiscales que hoy impulsan el boom del coche eléctrico en Noruega.

Aunque hoy en día damos por supuesto que han sido las ayudas públicas las que han convertido a Noruega en la gran referencia del coche eléctrico mundial, la realidad es diferente. Y es que la revolución empezó con un pequeño grupo de activistas, el cantante de la mítica banda nórdica a-ha, y un pequeño FIAT Panda eléctrico.
En 1989 un Panda convertido a eléctrico se convirtió en el epicentro de una protesta que cambió la historia del transporte en Noruega. Al volante: los integrantes del grupo a‑ha, que conocerás por su mítica canción Take on Me, que junto con activistas de la organización Bellona, protagonizaron un gesto de desobediencia civil que impulsó una cadena de decisiones políticas que transformaron el mercado automovilístico del país.
En plena gira tras éxitos globales como Take On Me y Stay On These Roads, Morten Harket y Magne Furuholmen decidieron usar su influencia para poner un coche eléctrico en el centro del debate público. Acompañados por Frederic Hauge, cofundador de la organización ambientalista Bellona, adquirieron un Fiat Panda que había sido convertido en eléctrico. Un modelo dotado de 14 baterías de plomo y una propulsión de apenas 20 CV, con apenas 60 km de autonomía, que importaron desde Suiza a Oslo.
Protocolo de desobediencia eléctrica

La estrategia era clara: registrar el Panda como autocaravana (por tener un calentador a gas) negarse a pagar los impuestos de importación, ignorar peajes y multas, y conducir por carriles de autobús. Cuando las autoridades confiscaban el coche, los protagonistas lo recompraban en subasta, doce veces en total, lo que provocaba una importante atención mediática.
Este activismo removió conciencias dentro del gobierno noruego, que llevó al inicio de un proyecto para promover la movilidad eléctrica que fue el germen del éxito que ha logrado el país nórdico.
El objetivo era promover medidas como liberar a los coches eléctricos de cargas económicas y burocráticas. Un punto de inflexión que alentó las posteriores políticas del país.
En 1996 se eliminó el impuesto de matriculación; en 1997 se eliminaron peajes y se permitió accesos especiales; en 2001 se suprimió el IVA. El resultado es que Noruega es líder mundial en implantación, con casi el 90% de ventas de eléctricos, abandonando de forma total la compra de coches con motor de combustión e híbridos.
Y todo comenzó con un pequeño gesto de insumisión, un grupo de música concienciado, y un pequeño FIAT Panda.