
Así es la batería que promete hasta 2.000 km de autonomía a los coches eléctricos
Un grupo de investigadores ha desarrollado una batería con silicio que indican podrá elevar la autonomía de los coches eléctricos hasta los 2.000 kilómetros por carga, y hacerlo además en el mismo espacio que ocupan los packs actuales.

La autonomía sigue siendo uno de los principales escollos en la adopción masiva del coche eléctrico. Aunque en los últimos años las cifras han mejorado notablemente, según lo ha hecho también la red de carga pública, siempre estamos esperando el próximo gran salto. Este podría llegar de la mano de un grupo de investigadores surcoreanos que asegura haber dado con una solución revolucionaria que podría cambiar por completo el panorama del sector.
Una arquitectura entrelazada que promete cambiarlo todo
Actualmente, la mayoría de coches eléctricos utilizan baterías con ánodos de grafito, un material fiable pero con una capacidad limitada. El silicio se plantea desde hace tiempo como una alternativa muy prometedora, ya que permite una capacidad de almacenamiento hasta diez veces superior. Sin embargo, este material tiene un gran inconveniente: sufre una dilatación masiva en cada ciclo de carga, lo que genera fisuras y pérdidas de contacto eléctrico.

Para resolver este problema, investigadores de las universidades POSTECH y Sogang han desarrollado una nueva arquitectura denominada “interverroquida”, en la que el electrolito y el electrodo se ensamblan de forma química y estructural. Esta estructura entrelazada permite mantener la integridad del sistema, resistiendo los cambios de volumen sin comprometer el rendimiento.
Los primeros resultados publicados por los investigadores apuntan a una densidad energética de 403,7 Wh/kg, una cifra que representa una mejora del 60% respecto a las baterías de litio convencionales. Esto permitiría aumentar significativamente la autonomía de los coches eléctricos sin necesidad de ampliar el tamaño de los paquetes de baterías. Con esta tecnología, se estima que ciertos modelos podrían alcanzar los 2.000 kilómetros con una sola carga, superando ampliamente los registros actuales.

De confirmarse su escalado a nivel industrial, esta tecnología supondría un verdadero punto de inflexión. Una mayor densidad energética no solo permitiría aumentar la autonomía, sino también reducir el tamaño y el peso de las baterías, ofreciendo a los fabricantes mayor libertad de diseño y la posibilidad de lanzar modelos más ligeros, más eficientes y con costes de uso potencialmente más bajos.
Eso sí, llevar esta arquitectura al ámbito comercial no será sencillo. Implica una transformación de los procesos de producción actuales, lo que supone inversiones en nuevas líneas y una optimización del coste de fabricación. También será imprescindible validar la seguridad de este nuevo tipo de batería en situaciones reales, incluyendo golpes, temperaturas extremas y ciclos de carga prolongados.
Los ensayos a largo plazo y la certificación en condiciones adversas marcarán el ritmo de adopción. Por ahora, la tecnología está en fase de desarrollo, pero el interés que genera en la industria es claro: alcanzar los 2.000 kilómetros de autonomía sin sacrificar espacio o coste sería una auténtica revolución.
Fuente | Postech.ac.kr