BYD rompe esquemas: “Nadie querrá más de 300 km de autonomía en un coche eléctrico”
BYD asegura que el futuro del coche eléctrico no estará en la autonomía, sino en la velocidad de recarga. Con estaciones de hasta 1.000 kW capaces de recuperar 400 km en cinco minutos, la marca quiere que Europa adopte esta nueva forma de entender la movilidad. Menos batería, más infraestructura y unos coches más baratos para todos.
La presidenta de BYD acaba de soltar una frase que, hace apenas un par de años, habría sonado a locura en cualquier debate sobre coches eléctricos: “La gente no querrá más de 300 km de autonomía”. Y no lo dice cualquiera, sino una marca que ya es pieza clave en Europa y que tiene claro que la batalla real no se libra en la autonomía, sino en la velocidad de recarga.
Según la propia marca, el coche eléctrico del futuro no se definirá por cuántos kilómetros ofrece su batería, sino por lo poco que tardas en enchufarlo y seguir tu camino. Y en esta apuesta, la compañía china va muy por delante.
La recarga que lo cambia todo
Mientras muchos fabricantes siguen obsesionados con ver quién planta primero el coche eléctrico con la autonomía más larga, BYD ha decidido girar el volante en dirección contraria. Su apuesta es clara: recarga ultra-rápida a lo bestia, hasta el punto de que las cifras empiezan a sonar más a ciencia ficción que a realidad.
En China, BYD está desplegando un nuevo tipo de cargadores capaces de entregar 1.000 kW. Sí, has leído bien. Con esta potencia, la marca anuncia que en cinco minutos puedes recuperar unos 400 km de autonomía. Y claro, con semejante salto, la ansiedad por la autonomía empieza a quedarse sin argumentos.
El plan inicial era instalar unas 5.000 estaciones en un año, pero la cifra se ha disparado a más de 15.000 puntos de recarga ultra-rápidos, y siguen creciendo. Cada instalación es un pequeño terremoto para el sector.
La vicepresidenta de BYD, Stella Li, quiere mover esta revolución hacia Europa cuanto antes. La idea es que a finales de 2025 empiece a verse esta infraestructura tanto en concesionarios como en redes asociadas. Su objetivo es que cargar sea tan rápido y tan sencillo como repostar, sin vueltas ni complicaciones.
Y aquí llega la parte interesante: si puedes recargar así, ¿de verdad necesitas una batería gigantesca? ¿O te basta con lo justo para el día a día, sabiendo que un “pit stop” de cinco minutos te deja listo para seguir ruta?
La autonomía deja de ser el centro del debate
BYD lo tiene clarísimo. Según Stella Li, los compradores acabarán diciendo: “No me des más de 300 km de autonomía; no quiero pagar por ello.” Y tiene sentido. Cuando la recarga deja de ser un problema, tampoco lo es la autonomía sobredimensionada.
Los estudios indican que un coche se usa de media unos 35 km al día. Con una batería que te dé 300 km, tiras durante varios días sin cargar. Y si las estaciones de carga ultra-rápida empiezan a ser habituales, los viajes largos dejan de ser un quebradero de cabeza.
Los primeros coches de la marca en beneficiarse de esta tecnología “megavatio” son el Han L y el Tang L, capaces de recuperar 1 km por segundo. Luego llegará a Europa la Denza Z9GT, un modelo de gama alta que también aprovecha esta recarga salvaje.
¿Y los modelos más populares? También están en la ecuación. La Dolphin Surf, uno de los coches eléctricos más vendidos de BYD, no tiene la autonomía de sus hermanos mayores, pero la marca quiere que en el futuro sea compatible con estos cargadores ultra-rápidos.
La estrategia es evidente: precios más contenidos, baterías más ajustadas y una infraestructura pensada para que puedas parar cuando quieras, sin colas, sin esperas y sin necesidad de pagar el sobrecoste de una batería enorme que no necesitas.
Cada vez más conductores empiezan a entender que la verdadera libertad del coche eléctrico no está en los kilómetros que acumulas, sino en la capacidad de parar dos minutos, estirar las piernas y seguir sin dramas.
