
Coches más baratos, carga ultrarrápida y autonomía: así gana China
BYD ha superado a Tesla en ventas globales de coches eléctricos. Su avance tecnológico, costes bajos y apuesta por la conducción autónoma la posicionan como líder del nuevo orden automovilístico. La batalla ahora es por el dominio del software con nuevos actores, como Xiaomi o Huawei.

Durante años, Tesla fue sinónimo de innovación eléctrica, un referente global que marcaba el ritmo de la movilidad del futuro y que además lograba transformar este liderato en ventas y crecimiento en valor. Pero en tiempo récord, la marca china BYD ha reducido la distancia tecnológica que la separaba del gigante estadounidense, hasta el punto de superarlo en ventas de coches eléctricos puros y liderar la transición industrial del sector de la automoción.
Lo que comenzó como una estrategia enfocada a competir en precio se ha transformado en una revolución tecnológica. En solo tres años, BYD ha pasado de admirar a Tesla públicamente a arrebatarle su trono. Elon Musk, que antes descartaba a los fabricantes chinos como rivales, regresó de una visita a China con un diagnóstico alarmante: “Están ganando la carrera del coche eléctrico”.
El punto de inflexión llegó con dos anuncios consecutivos: el sistema de asistencia a la conducción “God’s Eye”, presentado el pasado mes de febrero, que anticipa una estrategia agresiva hacia la conducción autónoma. El segundo golpe fue un nuevo sistema de carga ultrarrápido capaz de añadir casi 500 km de autonomía en solo cinco minutos. Esto ha desatado el pánico entre fabricantes tradicionales, muchos de los cuales están recurriendo a alianzas con marcas chinas para acelerar su transición.

La clave del éxito de BYD no reside solo en su escala, más de 4,3 millones de vehículos vendidos en 2024, sino en una integración vertical extrema que le permite innovar, abaratar costes y reaccionar más rápido. Sus más de 100 técnicas de ahorro de costes por modelo permiten fabricar vehículos más competitivos sin depender de terceros, algo que Tesla y otros fabricantes occidentales aún están lejos de lograr. Un ejemplo de esta integración vertical es la apuesta de BYD por contar con una flota de barcos de transporte propio, lo que les permite poder abaratar coste y acelerar los envíos.

Mientras tanto, Tesla ha perdido fuelle en su principal mercado internacional. Las ventas en China cayeron un 5% en la primera mitad de 2025, y su limitada capacidad de recopilar datos de conducción locales, esenciales para entrenar su sistema FSD, la coloca en desventaja frente a BYD, que ya planea dotar a millones de coches con sistemas semiautónomos de bajo coste.
Aunque Elon Musk centra ahora su apuesta en la inteligencia artificial, la robótica y los robotaxis, el desfase con respecto a la competencia china es evidente. China ha creado un ecosistema de producción tan eficiente que le permite repetir y escalar nuevas soluciones con una velocidad inalcanzable para los occidentales y japoneses.
Aun así, Tesla no ha dicho su última palabra. Con acceso a los chips más potentes de Nvidia, miles de millones de horas de datos de conducción global y una estructura de desarrollo de software avanzada, la compañía californiana se prepara para lo que Musk considera la “segunda fase” del automóvil: la era de la autonomía total.
Pero ni siquiera eso está garantizado. Las restricciones de datos en China, las tensiones geopolíticas y la irrupción de nuevos actores chinos con hardware y software propios suponen un reto mayúsculo. Incluso el uso de chips estadounidenses podría convertirse en un obstáculo si las tensiones entre Washington y Pekín siguen escalando.

A esto se suma la pesada losa de la imagen de Elon Musk entre muchos compradores, tanto en China y sobre todo fuera del gigante asiático, que supone un freno para su crecimiento, con especial incidencia en Europa.
Mientras Tesla sigue desarrollando su FSD y busca rentabilizar servicios como los robotaxis o el robot Optimus, BYD prefiere avanzar sin hacer tanto ruido, pero con pasos firmes hacia una independencia tecnológica total. Ya trabaja con chips de Horizon Robotics y planea controlar todos los elementos clave de sus futuros sistemas autónomos.
Todo apunta a que la batalla entre Tesla y BYD no es solo por ventas, sino por definir el estándar de los coches del futuro. En esa lucha, China ya ha demostrado que no solo sabe copiar, sino también mejorar, abaratar y escalar. Y eso, en la industria del automóvil, lo cambia todo.