Marques Brownlee prueba el Xiaomi SU7 y lanza un aviso: cuidado Europa
Marques Brownlee, uno de los analistas tecnológicos más influyentes del mundo, ha probado el Xiaomi SU7 Max y su veredicto es claro: ofrece calidad y tecnología propias de coches mucho más caros en una propuesta que está más cerca que nunca de su llegada a Europa prevista para 2027.
En el mundo del motor eléctrico hay opiniones de todo tipo, pero pocas pesan tanto como las de Marques Brownlee, uno de los youtubers tecnológicos más influyentes del planeta. No es solo que tenga millones de seguidores: es que cuando Brownlee hace una review, las marcas se ponen nerviosas. Y motivos no faltan. Ahí está el caso del Fisker Ocean, cuya demoledora prueba ayudó a acelerar la caída de la compañía.
Por eso, cuando él mismo decidió comprobar de primera mano si esos comentarios de Internet —“los coches chinos nos van a arrasar”— tenían fundamento, más de uno se abrochó el cinturón. El elegido para la autopsia (o la coronación) fue el Xiaomi SU7 Max. Y tras dos semanas de uso, la conclusión es clara: hay motivos para preocuparse.
Un vídeo que publicó el pasado viernes, y que en apenas un fin de semana acumula más de 6 millones de visualizaciones. Algo que nos avisa dela influencia de este creador de contenido, pero también del interés que hay en los modelos de Xiaomi.
Diseño exterior: un collage premium que funciona sorprendentemente bien
El SU7 no tiene herencias que mantener, así que Xiaomi se ha permitido “inspirarse” en todo lo bueno que ve. Faros estilo McLaren, capó con aire Lotus, silueta tipo Porsche Taycan, detalles a lo Polestar, una trasera que recuerda a Lincoln y un alerón activo digno de Mercedes-AMG GT.
Sobre el papel podría sonar a Frankenstein, pero Brownlee lo deja claro: en persona cuadra, y el tono morado metalizado le sienta incluso mejor de lo esperado.
Interior: donde Marques empieza a fruncir el ceño… pero de sorpresa
Aquí Xiaomi va con todo, y Brownlee lo subraya: esto no parece un coche de 42.000 euros. Parece uno de 60.000 o 70.000.
Asientos de cuero ventilados y calefactados, un volante limpio estilo Porsche, HUD enorme, pantalla central de 16 pulgadas, mandos físicos bien colocados, cargadores inalámbricos de 50 W, techo panorámico gigante, Alcántara, 25 altavoces, iluminación ambiental sincronizada con la música y tablets Xiaomi para las plazas traseras. Todo sólido, todo consistente. Pero lo mejor estaba por llegar.
El punto que Brownlee recalca: un software que deja en evidencia a media industria
Si hay alguien duro con el software en los coches, ese es él. Tesla, Rivian, Lucid, Ford… todos han pasado por su lupa. Y aun así, su veredicto sorprende: “el software del SU7 es increíble”.
No solo es fluido y estable, es que está integrado con todo el ecosistema Xiaomi: mensajes, mapas, cámaras del hogar, sincronización total con el móvil… como si el coche fuese un smartphone gigante.
Y la función estrella: la navegación habla SOLO al conductor, a través del altavoz del reposacabezas, sin cortar la música. Es el tipo de detalle que él destaca como “simplemente brillante”. Además, si nada de eso te sirve, tienes Apple CarPlay inalámbrico, probablemente en la pantalla más grande que Brownlee ha visto en cualquier coche.
Modularidad: el interior más personalizable que ha pasado por las manos de MKBHD
Xiaomi ha escondido puntos de anclaje por todo el habitáculo. ¿Quieres un cuadro secundario? ¿Un soporte magnético? ¿Un hub USB de alta potencia? ¿Micrófonos para karaoke? ¿Walkie-talkies? Se colocan en segundos. Puedes dejar el coche pelado o convertirlo en una nave espacial. Para Brownlee es uno de los enfoques más originales vistos en un coche eléctrico.
En marcha, Brownlee lo deja claro: el SU7 es un lobo con piel de cordero. Con sus 101 kWh, tracción total, 673 CV y unos 515 km de autonomía, ya pintaba bien. Y al volante mejora. En modo Confort es suave, silencioso y con una suspensión neumática comparable a la de Lucid. Se puede ajustar el reparto de potencia entre ejes, algo rarísimo en un coche de este precio.
Pero giras el dial y aparece el modo Sport Plus: dirección más firme, acelerador inmediato, medidor de fuerzas G, y un botón de “boost” que libera toda la potencia. No es tan radical como un Porsche Taycan, pero se queda muy cerca para costar menos de la mitad.
Los asientos tienen refuerzos activos como los de los Mercedes de seis cifras, y el aislamiento acústico dejó impresionado incluso a Brownlee, que es implacable con este tipo de cosas.
El sistema de conducción asistida, con Lidar, tampoco falló en carreteras estadounidenses, pese a no estar pensado para ese mercado. En China funciona aún mejor.
El momento clave: Brownlee busca el fallo… y no lo encuentra
En la parte final de su prueba lo dice sin rodeos: no hay un punto débil claro.
El software es sobresaliente. La calidad interior es de otro segmento. La conducción es sólida. La autonomía es realista. La carga rápida está ahí. La construcción es de coche caro. Todo suma, y suma muy bien.
Y aquí está su reflexión más potente:
¿Estamos “cocinados”? Según Brownlee, aún no… pero Europa debería ponerse seria
El SU7 no puede venderse en Estados Unidos por cuestiones políticas, pero en Europa podría llegar en 2027. Y si lo hace a un precio parecido, Brownlee cree que la competencia tiene motivos para preocuparse.
Lo que sí deja claro es que coches así suben el listón: mejor software, mejores interiores, mejores precios, mejor todo. No se trata de magia china. Se trata de una ejecución impecable que incluso le ha valido las buenas críticas de alguien que no debería hacerlas públicas como es el presidente de Ford.
La conclusión es que cuando uno de los analistas tecnológicos más influyentes del planeta, capaz de darle la puntilla a un modelo como hizo con el Fisker Ocean, te dice que un coche eléctrico de 42.000 euros se siente como uno de 75.000, la industria escucha. Y tiembla un poco.
