
Vietnam prohibirá las motos gasolina en 2026, y luego a por los coches
Vietnam inicia un plan para eliminar motos y coches de gasolina, empezando por Hanoi en 2026. Las eléctricas serán la única alternativa en los centros urbanos. Una revolución que podría inspirar a otros países del Sudeste Asiático.

Vietnam acaba de anunciar una de las medidas más ambiciosas en movilidad eléctrica del momento: a partir del 1 de julio de 2026, apenas dentro de un año, las motos con motor a gasolina estarán prohibidas en el centro de Hanoi. Esta decisión forma parte de un plan nacional para eliminar progresivamente los vehículos de gasolina de las calles del país, y ya ha despertado el interés de otras grandes ciudades como Ho Chi Minh y Da Nang.
En Vietnam circulan actualmente más de 72 millones de motocicletas, lo que convierte a estos vehículos en el eje de la movilidad diaria del país. Prohibir su circulación en zonas tan densas como los distritos de Hoan Kiem y Ba Dinh, representa un movimiento histórico. Estas áreas no solo concentran los niveles más altos de tráfico y contaminación, sino que también son clave para el turismo.
Las autoridades confían en que esta medida ayude a reducir el ruido, las emisiones, y empuje a los ciudadanos hacia alternativas eléctricas. Este primer paso se ampliará a otros distritos en 2027, y está previsto que más adelante incluya la prohibición de coches con motor de combustión.

Aunque algunas ciudades vietnamitas ya habían coqueteado con limitar las emisiones de sus flotas motorizadas, esta es la primera vez que se presenta un calendario claro y una hoja de ruta definida. Ho Chi Minh City, el núcleo urbano más poblado del país, estudia seguir el ejemplo de Hanoi en los próximos meses.
Esta apuesta además tendrá un componente de apoyo a la industria local. Empresas vietnamitas como VinFast y Selex Motors llevan tiempo impulsando el mercado eléctrico. VinFast, por ejemplo, ya ha vendido más de 160.000 unidades eléctricas desde 2024. Por su parte, Selex trabaja en una red de estaciones de intercambio de baterías que podría ser clave para evitar la “ansiedad de autonomía”.
A pesar de este crecimiento, las motos y scooters eléctricas solo representan el 5% del parque actual. Pero todo indica que esta cifra cambiará drásticamente con las nuevas restricciones. El gobierno planea acompañar la medida con incentivos económicos y mejoras en la infraestructura de recarga, dos factores fundamentales para acelerar la transición.
Sin embargo, los desafíos no son menores. Muchos usuarios desconfían todavía de la autonomía real de estos vehículos, del coste inicial de adquisición y de la escasa red de carga disponible fuera de las grandes urbes. La administración es consciente de estos obstáculos y trabaja en soluciones que permitan una adopción masiva sin dejar atrás a los ciudadanos con menos recursos.

La decisión de Vietnam no solo tiene impacto local. Su efecto puede ser decisivo en el resto de la región, donde las motos superan ampliamente en número a los coches. Si Hanoi logra cumplir los plazos, se convertiría en un referente para otras ciudades del mundo en desarrollo que buscan descarbonizar su movilidad urbana.
Experiencias previas, como la de China, demuestran que es posible. En ciudades como Shanghái, el silencio de los scooters eléctricos ha sustituido al ruido habitual del tráfico, generando beneficios inmediatos en calidad de vida y salud pública. Si Vietnam logra replicar ese modelo, el cambio podría ser profundo y duradero.
No obstante, el calendario es muy ajustado. Un año es un periodo extremadamente corto para reconvertir millones de motos a tecnología eléctrica. Aún está por ver cómo las autoridades afrontarán el reto económico que supondrá para los ciudadanos tener que reemplazar sus vehículos. El éxito o fracaso de esta transición dependerá, en buena parte, de la capacidad del gobierno para implementar medidas sociales que acompañen el cambio.