La legislación de California deja en la edad de piedra las políticas de otros estados
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Publicado: 14/10/2013 14:00
California se ha convertido desde hace unos cuantos años en uno de los referentes en cuanto a movilidad sostenible, y es que el primer mercado de coches de los Estados Unidos sufre en sus propias carnes unos importantes problemas de polución, una situación que ha provocado la aprobación de leyes cada vez más ambiciosas para promocionar la movilidad eléctrica.
Son muchas las iniciativas que los diferentes gobiernos han puesto en marcha, y tal vez la más popular es la ley de emisiones, que obliga a los fabricantes a contar entre su oferta con al menos un coche eléctrico, o de lo contrario comprar créditos de emisiones a aquellos fabricantes que si los tengan, una importante parte del negocio para Tesla y que sólo es la punta de iceberg.
Recientemente se ha aprobado una nueva normativa que obligará a que las nuevas viviendas cuenten con pre-instalación para sistemas de recarga, una modificación que según los promotores de la medida costará apenas 200 dólares, y una obra que de realizarse con la vivienda terminada costaría una media de unos 1.000 dólares, una medida que también se extenderá a los nuevos edificios y establecimientos comerciales.
Además de esto el gobierno también ha entregado tarjetas para que los modelos eléctricos puedan circular por los carriles especiales, incluso aunque sólo vaya un ocupante en el coche, una tarjeta que ya cuenta con 40.000 usuarios y que en zonas especialmente densas como Los Ángeles, supone uno de los mejores incentivos para la compra de un coche eléctrico.
No podemos olvidar las ayudas a la adquisición, unas ayudas complementarias a las que ofrece el gobierno y que permiten a los interesados sumar 2.500 dólares a los 7.500 que ofrece el estado, una parte crucial que incluso algunos ayuntamientos han querido completar con incentivos económicos propios.
El objetivo de todo esto es lograr reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en un 34%, y además lograr alcanzar un ahorro por conductor y año de unos 6.000 dólares en combustible, dos ambiciosos objetivos que mejorarán la calidad de aire y la economía de un estado que con todo este esfuerzo quiere convertirse en el futuro centro industrial de la fabricación de coches de la mano de las nuevas tecnologías.
Vía | Capolitical News