En muchas ocasiones se ha puesto en duda la capacidad de la red eléctrica para soportar la llegada de los vehículos eléctricos. Los estudios indican que el problema no está en la cantidad de energía requerida, si no en su distribución y la potencia requerida en las horas de máxima demanda.
La red eléctrica de California comienza a experimentar el efecto de la llegada masiva de los nuevos modelos y pretende adelantarse a los problemas que esta pueda causar. La saciedad de energía de estos glotones electrodomésticos no tiene paragón. ¿Podrían provocar un apagón?
El consume medio de un hogar en España ronda los 27,4 kWh al día. Conectar un vehículo eléctrico puro como un Leaf o un Zoe a la red supone conectar un hogar extra a la red y hasta 3 hogares si tenemos la suerte de conectar un Model S de 85 kWh. Lo normal es que los vehículos se conecten a la red cuando el propietario también está en casa, haciendo uso de más aparatos eléctricos al mismo tiempo, la llamada “hora punta” entre las 7 y las 8 de la tarde.
Pero el mayor problema puede no ser el abastecimiento de energía si no la potencia necesaria. En España la potencia media contratada está alrededor de los 4 kW, prácticamente absorbida en exclusiva por un vehículo eléctrico en carga lenta, lo que implica en muchos casos contratar una potencia mayor y a su vez que la red de distribución esté preparada para ofrecer dicha potencia.
En California, donde el consumo energético es de por sí elevado, debido al continuo crecimiento de usuarios de vehículos enchufables las compañías eléctricas han empezado a trabajar para evitar problemas en la red. Según el Laboratorio Nacional del Pacífico Noroeste del Departamento de Energía de Estados Unidos la red es capaz de soportar la demanda incluso si el total de vehículos eléctricos llegase al 75% del parque móvil actual, pero tal vez no esté preparada para su distribución porque esta no es equitativa.
Los barrios de clase alta, como Silicon Valley, Long Beach y Santa Mónica son los primeros que han cambiado los térmicos de sus garajes por coches eléctricos y en muchos casos por el Tesla Model S, que con su gran batería se convierte en un autentico vampiro de la red. Aunque una recarga lenta no supondría un gran problema la verdad es que en esos casos se hace uso de puntos de recarga a 11 o 22 kW, subiendo considerablemente la potencia necesaria.
Para soportar este repentino aumento en la potencia demandada las compañías eléctricas tienen que actualizar la red, una reforma que ya está prevista a largo plazo pero que ha de acelerarse con la llegada de los modelos enchufables más tragones y para lo que las compañías están tratando de saber donde será necesaria antes la actualización, pidiendo a los abonados que informen a la compañía si tienen intención de adquirir un eléctrico o vigilando la demanda mediante contadores inteligentes.
El punto negativo es que al final el coste lo acaban pagando todos los usuarios de la red y no solo los dueños de los coches eléctricos, los que además reciben una oferta especial de las compañías eléctricas para incentivar las cargas fuera de las horas puntas. Pero es en realidad una reforma necesaria y que tarde o temprano tendría que acometerse.
Fuentes | MIT | Southern California Edison | Pacific Gas and Electric Company