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Ford prueba unas celdas de electrolito sólido capaces de recargar a 20C sin signos de degradación

El fabricante norteamericano Ford sigue investigando para tratar de lograr unas baterías para coches eléctricos mejores. Unos trabajos en los que se están centrando en una de las tecnologías más prometedoras, como son las baterías con electrolito sólido.

Sobre el papel este tipo de celdas además de ser más estables que la dotadas de un electrolito líquido, ofrecen una importante resistencia a las recargas super rápidas. Sin duda uno de los principales objetivos para mejorar las prestaciones de los coches eléctricos.

Durante las pruebas realizadas en los laboratorios, los ingenieros de Ford han utilizado una celda prismática de 5 Ah, fabricada por Panasonic, a la que han sometido a una serie de ciclos de carga y descarga, llegando a una tasa de 20C (expresión del ratio de carga o descarga en relación con la capacidad de la batería en 1 hora) lo que ha permitido recuperar su carga del 0 al 85% en apenas tres minutos, y sin signos de fatiga en la propia celda.

Posteriormente han realizado una prueba algo más dura, bajando la tasa de carga a 16C, pero llevando la recarga hasta el 100%. Después de 50 ciclos los técnicos han indicado que no se experimenta ningún impacto negativo relacionados con el transporte de masas en electrodos sólidos o en el sistema electrolítico.

Por supuesto 50 ciclos es muy poco para saber el potencial de esta tecnología aplicada a grandes baterías para coches eléctricos. Pero hablamos de unas tasas de recarga que en el caso de llegar a 20C permitirían sobre el papel que modelos como el nuevo Nissan LEAF y su batería de 60 kWh pudiesen acceder a recargas de 1.2 MW.

Si tenemos en cuenta que el aprovechamiento de un cargador rápido llega normalmente al 70% de su potencia total, esto quiere decir que con la potencia suficiente, unos 840 kW reales, y un cargador capaz de manejar esas cifras, podríamos recargar una batería de unos 60 kWh hasta el 80% en apenas tres minutos y medio.

Por supuesto, hablamos de pruebas realizadas en laboratorio con celdas independientes y de un tamaño pequeño. Para lograr escalar esto a grandes packs todavía queda mucho trabajo por delante no sólo en la aplicación y escala, también en el aspecto de los ciclos de carga y descarga que esta tecnología será capaz de soportar.

Pero vemos que hay un enorme potencial de futuro en unas baterías que todavía tienen mucho recorrido de evolución por delante, no sólo a nivel de densidad energética, sino también de resistencia a las recargas super rápidas que serán capaces algún día de igualar los tiempos de repostaje de los coches con motor de combustión.

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Vía | SAE

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