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Conoce los LSEV: los micro-coches eléctricos que están arrasando en China

Durante las posguerra europea, el panorama automovilístico era desolador: con gran parte de las fábricas derruidas por los bombardeos y una población que no se encontraba en condiciones de adquirir ningún tipo de vehículo, parecía que la expansión que el automóvil había comenzado a experimentar en los años 30 se había detenido. Entre las clases trabajadoras, los que más suerte tenían podían adquirir una motocicleta.

Como respuesta a esta compleja situación, a lo largo y ancho del continente empezaron a surgir numerosos fabricantes de micro-coches. Conocidos popularmente como «coches burbuja», este tipo de vehículos eran un híbrido entre coche y moto, y ofrecían un consumo de combustible y un precio de partida muy inferior a un coche al uso. Durante una década estos modelos proliferaron en Europa; sin embargo, el éxito de coches populares como el Citroën 2CV, el Renault 4CV, el FIAT 500 o el Volkswagen Beetle los abocaron a su desaparición.

En España también sufrimos un fenómeno similar durante nuestra posguerra, con modelos como el Biscuter o el Isetta, fabricados bajo licencia en nuestro país. Sin embargo, ninguno de estos micro-coches consiguió sobrevivir al éxito arrollador del SEAT 600, que nació en 1957 y arrasó por completo con estos curiosos y diminutos vehículos.

China actualmente se encuentra en una situación radicalmente distinta a la que vivió Europa hace más de setenta años, y sin embargo, han comenzado a experimentar un fenómeno similar: en las grandes urbes del país asiático están proliferando los LSEV o Low Speed Electric Cars (Coches Eléctricos de Baja Velocidad), un tipo de micro-coche 100% eléctrico que arrasa entre las clases menos pudientes.

Los LSEV son diminutos coches eléctricos que se pueden conducir sin carnet y tienen precios de partida que rondan los 1.000 dólares. Estos vehículos alcanzan velocidades de entre 40 km/h y 70 km/h, están limitados a un uso urbano por su escasa autonomía, y son extremadamente rudimentarios en todos los aspectos, incluyendo la seguridad.

Sin embargo, esto no importa a sus orgullosos propietarios, que ya no dependen del autobús para realizar sus desplazamientos urbanos. Fabricantes como BYD están presionando al gobierno chino para que regule y restrinja este sector en auge, pues está quitando ventas a los coches eléctricos «de verdad», el principal negocio de la marca. No en vano, en 2017 se vendieron alrededor de 1,75 millones de LSEV en China, una cifra realmente elevada.

De cierta forma y salvando las diferencias a nivel de tecnología, calidad, diseño y seguridad, los LSEV recuerdan a los kei cars japoneses: vehículos de menos de 3,4 metros de largo que cuentan con importantes reducciones fiscales para hacerlos atractivos para los compradores y que así las ciudades se vean menos congestionadas.

Fuente | WSJ

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