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En 2030, cinco ciudades alemanas tendrán un total de 3.000 autobuses eléctricos en sus calles

La transformación de la movilidad para lograr un aire más limpio ha llevado a cinco de las más importantes ciudades de Alemania a firmar un acuerdo para acelerar la transformación de sus flotas de autobuses, sustituyendo los modelos diésel o a gas, por autobuses eléctricos.

Las urbes que se han propuesto reducir el impacto del transporte público en sus calles son Berlin, Hamburgo, Colonia, que han sido las primeras en comenzar a retirar modelos diésel, a las que se unirán Frankfurt y Munich.

El objetivo es lograr que para 2030, en conjunto estas cinco urbes cuenten con al menos 3.000 autobuses eléctricos en servicio.

Muchas ciudades alemanas están implementando cada vez más limitaciones a las motorizaciones diésel para reducir las emisiones. En agosto, el Ministerio Federal de Transportes alemán prometió un total de 125 millones de euros para la ejecución de proyectos dedicados a la mejora de la calidad del aire.

Entre las medidas puestas en marcha se incluyen además de ayudas a la adquisición de los vehículos y su infraestructura de recarga, también descuentos en los billetes de transporte público. Todo para tratar de convencer a los ciudadanos de utilizar el transporte público en lugar de los vehículos privados.  Un sistema público que se ha marcado ahora como prioridad a medio plazo la conversión del transporte colectivo hacía formas más sostenibles.

El caso más ambicioso es el lanzado por el ayuntamiento de Berlín. Allí la empresa de transporte público, Berliner Verkehrsgesellschaft (BVG) se ha propuesto la sustitución de la totalidad de sus modelos diésel para 2030. Algo que supondrá jubilar nada menos que 1.450 unidades. Hamburgo por su parte ha determinado que a partir de 2020 sólo se comprarán modelos eléctricos, por lo que las unidades en circulación seguirán funcionando hasta el final de su vida útil.

Evolución de las ventas de autobuses eléctricos en Europa

Otras ciudades importantes como Leipzig, Essen y Düsseldorf tienen también planes para la transformación de sus flotas. En Dortmund, donde actualmente están en funcionamiento 172 autobuses diésel, solo se comprarán autobuses eléctricos a partir de 2020. Para finales de 2023, podrían estar en funcionamiento entre 30 y 45 autobuses eléctricos.

Las autoridades de todas formas indican que el camino no será fácil: Los plazos de entrega son largos y los costes de compra son casi el doble que los de los modelos diese actuales. A esto hay que sumar la infraestructura de recarga. Por ejemplo, Hamburgo está construyendo un nuevo depósito que será el primero en Alemania en estar completamente preparado para la recarga de autobuses eléctricos. El volumen de inversión ronda los 70 millones de euros.

Las expectativas es que las ciudades alemanas y sus compañías de transporte incurran en costes de varios miles de millones como resultado de la ofensiva del autobús eléctrico.

El reto de la producción eléctrica

También está sobre la mesa el reto de lograr que estos autobuses se alimenten de una red eléctrica lo más limpia posible. En la actualidad la red depende en gran parte de la nuclear, el carbón y el lignito. Pero el gobierno alemán tiene en marcha un proyecto para apagar todas las centrales antes del año 2022. Algo que sumado a la dependencia de las fuentes fósiles, amenaza con incrementar las emisiones del mix.

Una producción en la que por suerte estamos viendo como las energías renovables no dejan de incrementar su cuota de mercado, mientras nuclear, lignito y carbón marcan una tendencia a la baja imparable.

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