El caso FIAT nos muestra el gran problema que tienen algunos fabricantes por su tardía apuesta por el coche eléctrico, y su dependencia de la buena marcha de Tesla

Hace unas semanas conocíamos la sorprendente noticia de que el grupo FCA, FIAT-Chrysler, había llegado a un acuerdo con Tesla para la compra de derechos sobre emisiones. Una operación valorada en 2.000 millones de euros que permitirá al grupo italo-americano ir tirando con la entrada de las nuevas sobre emisiones de Europa y otros mercados como Estados Unidos.

El problema es que la cosa no se pondrá mejor en los próximos años. Desde FIAT se ha confirmado que en los próximos tres ejercicios tendrán que destinar al menos otros 2.400 millones al pago de multas y compra de créditos de emisiones.

Según los analistas de la consultora PA Consulting, las emisiones de CO2 del grupo FCA en Europa caerán a 98.5 g / km para 2021 desde los actuales 120 g / km. A pesar de ello esto supondrá quedar por debajo el objetivo marcado de lograr rebajar las cifras hasta los 91.8 g / km. Esto supondrá el riesgo de que la UE impongan una serie de sanciones por exceder los límites establecidos a partir del 1 de enero de 2020, lo que supondrá unas multas estimadas de 700 millones de euros para 2021.

Lo más llamativo de esto es que las cifras de las multas podrán variar dependiendo de las ventas de Tesla en Europa. Si el fabricante norteamericano logra una importante cantidad de entregas, esto les permitirá acumular unas mayores reservas de créditos de emisiones que podrán vender a marcas como la propia FIAT, lo que les permitirá reducir las cuantías de las multas de Bruselas.

Un gasto al que hay que sumar al ya realizado. Según los analistas, se estima que el grupo FIAT lleva gastados algo más de 1.000 millones de euros en créditos de emisiones, a los que tendrá que sumar los casi 3.000 millones que destinará en los próximos tres años. Un dinero que sin duda le habría permitido poner en marcha una pequeña oferta de coches eléctricos que les permitiese contar con una base para su futuro desarrollo.

Para contrarrestar estas malas noticias, el nuevo presidente del grupo, John Elkann, ha prometido revolucionar la oferta con un programa de coches eléctricos que contará con un presupuesto de 9.000 millones de euros entre los años 2019 y 2022.

Para los analistas de Autonews, el principal problema de esta tardía apuesta es que obligará a las marcas a adquirir las partes más importantes y costosas a suministradores externos, que están desbordados por la demanda y que cuentan con precios cada vez más altos. Algo que supondrá que las marcas tendrán que vender sus coches a pérdida en una primera fase, para ser competitivos y al mismo tiempo lograr evitar las fuertes multas de los diferentes mercados. Algo que a corto plazo hace más rentable la compra de esos créditos de emisiones a marcas como Tesla.

Por supuesto el plan de FIAT es de lanzar una amplia variedad de coches eléctricos e híbridos enchufables en los próximos años. Pero de nuevo estamos ante el problema del acceso a unos componentes económicamente competitivos. Algo que para los últimos en llegar al mercado será más difícil. Incluso para aquellos que están pensando en comenzar una producción propia de baterías. Unas instalaciones que como podemos ve en el caso de la Gigafábrica de baterías de Tesla, necesita una inversión multimillonaria, y unos plazos de construcción leoninos.

Por ejemplo, la instalación de Tesla lleva en proceso de construcción desde 2014, y no se espera esté a pleno rendimiento hasta finales de 2020. Y a pesar del enorme volumen, su rentabilidad económica es muy baja a la vista de los resultados de Panasonic.

Un escenario muy pesimista para grandes gigantes como FIAT, que han dejado para otro momento su incorporación al mercado del coche eléctrico, y ahora se encuentran con que no hay sitio para todos.

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