Hoy la canciller alemana, Angela Merkel, presentará lo que espera sea su gran legado. Un proyecto de lucha contra el cambio climático que llega en medio de unas crecientes protestas por las emisiones en diferentes sectores, entre ellos el transporte. Una acción que la administración germana dotará de un presupuesto de 40.000 millones de euros.
A pesar de que las buenas palabras han acompañado al actual gobierno, la realidad muestra que Alemania es el sexto país del mundo que más CO2 emite. Unas políticas que mezclan anuncios como el cierre de las nucleares, con el incremento de las emisiones. Algo que les llevará a incumplir sus objetivos de reducción de un 40% de sus gases de efecto invernadero para 2020 comparado con los niveles de 1990 y que va camino de incumplir su compromiso europeo de reducción del 55% para 2030.
Para intentar revertirlo, la coalición de tres partidos que gobierna Alemania (Partido Socialdemócrata (SPD), la Unión Social Cristiana (CSU) y la Unión Cristiano Demócrata (CDU)) llevan meses negociando un agresivo plan que ponga en la buena dirección los objetivos de reducción de emisiones, y de paso intentar calmar la oleada de protestas que amenaza con enturbiar los últimos días de mandato de Merkel.
Entre las muchas medidas propuestas están la de poner un impuesto a las emisiones en el transporte. Un formato para muchos muy efectivo pero que se enfrenta a la oposición de los socios de gobierno. Otra alternativa sería el elevar los impuestos a los billetes de avión de corto recorrido, y bajar el precio de los transportes públicos, como el tren.
Movilidad eléctrica
También se ha rumoreado que el gobierno quiere reforzar las ventas de coches eléctricos, y para ello plantean desde el incremento de las ayudas directas a la compra de coches de menos de 30.000 euros, que pasarían de los 4.000 euros actuales a entre 6.000 y 8.000 euros, hasta la puesta en marcha de una medida que copiaría el modelo chino, estableciendo cuotas de ventas obligatorias.
Esta segunda medida sin duda sería efectiva, ya que forzará a todas las marcas a dejar de invertir en coches con motor de combustión, y destinar esos fondos a I+D y producción de vehículos eléctricos. Una medida que de momento no se ha confirmado si formará parte del texto final.
A pesar de todo, los grupos ecologistas no están impresionados por el proyecto. Desde Greenpeace Alemania, se ha indicado que el proyecto tiene muchos puntos débiles. Acusan al gobierno de querer conseguir muchos objetivos solo con subvenciones y no con medidas vinculantes. Unas medidas que además permitirán lograr la mitad de las reducciones comprometidas para 2030.
Like the sea we rise!
Liebes Klimakabinett, ihr habt euch mit den falschen angelegt…#AlleFuersKlima #FridaysForFuture pic.twitter.com/RW5jn9RnWf— Fridays for Future Freiburg (@F4F_Freiburg) September 20, 2019
Desde los grupos ecologistas proponen medidas clave como acelerar la eliminación del la producción eléctrica con carbón, y hacerla efectiva ya en 2030 en lugar del plazo establecido de 2038, y que dentro de seis años, 2025, todos los coches que se vendan sean eléctricos. Dos movimientos de gran profundidad que permitirán reducir de forma sustancial las emisiones contaminantes tanto globales, como también a nivel local.
Un proyecto que será presentado hoy, si no hay dilataciones de última hora por las negociaciones, y que sentará un importante precedente para que el resto de estados de la UE den pasos firmes sin el temor a la respuesta social o el coste político de este tipo de iniciativas.