Esta semana el jefe de I+D de BMW, Klaus Fröhlich, ha desvelado las líneas maestras de la estrategia de la marca alemana de cara a las próximas décadas. Una hoja de ruta donde exponen cuales serán los pasos a dar, y donde predomina el eslogan «El poder de elección» como base para un futuro donde los clientes podrán seleccionar entre una amplia variedad de vehículos. Desde coches diésel, gasolina, eléctricos, híbridos enchufables y a hidrógeno.
El Sr Fröhlich destaca que este planteamiento tiene como objetivo ofrecer una amplia diversidad de sistemas de propulsión, donde los clientes podrán elegir libremente en función de sus propios deseos y necesidades. BMW dijo que este enfoque es sustancialmente más seguro y más prudente que simplemente centrarse en una sola opción. Ven la alternativa como un enfoque arriesgado en un clima ya caracterizado por un alto grado de incertidumbre.
Para BMW, la movilidad eléctrica será la mejor opción para el futuro, pero su expansión dependerá en gran medida de una infraestructura de carga que hoy en día todavía está en una fase inicial de despliegue.
Según las previsiones de BMW, en los próximos 15 o 20 años coexistirán múltiples soluciones de propulsión. Es por eso que defiende la decisión de centrarse en ofrecer múltiples opciones de movilidad, que indican está respaldada por el enfoque a largo plazo de movilidad que BMW ha establecido. Solo la apertura a diversas tecnologías puede crear la flexibilidad necesaria para centrarse aún más en abordar el tema de la movilidad mundial.
Para BMW, la evolución de los sistemas a hidrógeno les sitúan como un cuarto pilar de la estrategia dentro del abanico de posibilidades que quieren ofrecer a sus clientes.
Una tecnología que están desarrollando de forma conjunta con Toyota, pero que lleva en fase de investigación dentro de BMW desde 1979, y que aseguran está logrando un importante nivel de madurez que le permitirán ser una alternativa en cinco años.
Antes, en 2022, BMW ha confirmado que lanzará una pequeña tirada del BMW i Hydrogen NEXT. Una propuesta que comenzará su vida comercial, y que contará con una autonomía de 500 km bajo el ciclo WLTP. Una cifra que desde BMW indican que no será complicado ampliar posteriormente hasta los 600 kilómetros. Una propuesta que tendrá que esperar a 2025 para ver como arranca su fabricación en cantidades más elevadas.
Una llegada que dependerá en gran medida de la expansión de la red de repostaje. Un despliegue que está siendo muy irregular ya que las estaciones se concentran en unos pocos lugares. Según BMW, en Japón, Corea y Alemania y en California, el número de hidrogeneras están aumentando. Mercados en los que aseguran se necesitan entre 800 a 1,000 estaciones cada uno para que cada usuario tenga una estación a una distancia de entre 5 y 10 km de su hogar. Por ejemplo en Alemania hay 80 en marcha, y hay planes para aumentar la oferta hasta una cifra entre 250 y 400 para 2025.
Una oferta de vehículos a hidrógeno que desde BMW indican tendrán lista para cuando los clientes los demanden. De momento admiten que esta demanda no existe por culpa de los elevados costes de los vehículos y la falta de infraestructura. Dos factores que esperan estén mínimamente solucionados en el periodo 2025-2030, que será cuando esperan el despegue de la venta de este tipo de vehículos.
Opinión
Por supuesto sobre el papel el contar con una oferta que cubra todos los sectores parece la estrategia ganadora. El principal problema es que BMW corre el riesgo de abarcar demasiados mercados, pero no lograr ser competitivo en ninguno. Un formato totalmente diferente al que seguirán otros grandes grupos, que apuestan por el coche eléctricos, y en su defecto por los híbridos enchufables, dejando atrás las inversiones en hidrógeno o gas.
Y es que se avecinan años duros para las marcas, que tendrán que priorizar proyectos por el brusco descenso de las ventas. Una visión que de momento desde BMW no contemplan ya que miran a un largo plazo donde el mercado se habrá recuperado, y la tecnología como el hidrógeno habrá logrado bajar de precio hasta situarse a la altura de las baterías. Un escenario donde esperan sacar provecho de su amplia apuesta, pero que les deja algo en desventaja en los próximos años donde puede perder posicionamiento en favor de las marcas que apuesten todo por los eléctricos a batería.