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Así habría sido el nonato Ford Model E: un coche eléctrico poco ambicioso que quitó el nombre al Tesla Model 3 y que terminó evolucionando en el Mustang Mach-E

En su primer Master Plan para Tesla, Elon Musk definió tres fases perfectamente diferenciadas: el lanzamiento de un deportivo eléctrico (Roadster) que generara el suficiente dinero como para desarrollar un coche eléctrico algo más asequible (Model S), el cual a su vez permitiría lograr la financiación suficiente como para crear un modelo para las masas (Model 3).

La intención de Musk era que este tercer modelo se denominara Model E con el objetivo de crear un juego de palabras: una gama formada por el Model S, su derivado SUV Model X y el modelo de acceso Model E se leería «SEX». Si a estos tres modelos añadimos la versión todocamino del modelo asequible, el recién presentado Model Y, la gama sería «SEXY».

Sin embargo, en el año 2014 Ford se hizo con los derechos de la denominación Model E, por lo que Tesla tuvo que cambiar el nombre de su tercer modelo por Model 3. Por ello, la gama de la compañía actualmente es «S3XY» en lugar de «SEXY». El objetivo de Ford al registrar la denominación Model E era rendir homenaje al Model T, su primer coche fabricado en serie y el principal artífice de la popularización del automóvil a principios del siglo XX (en total se fabricaron más de 15 millones de unidades del vehículo), dando a entender que el Model E sería al coche eléctrico lo que el Model T al coche térmico.

Sin embargo, durante los primeros compases de su desarrollo el Ford Model E era en realidad un coche eléctrico poco ambicioso, una suerte de compacto eléctrico destinado simplemente a cumplir con las normativas de emisiones de algunas regiones. Sin embargo, a raíz de la rápida evolución del mercado de coches eléctricos en 2017 Ford decidió cambiar radicalmente la concepción del vehículo, desechando su aburrido diseño y convirtiéndolo en un atractivo SUV con una estética inspirada en la del mítico deportivo Mustang.

Así, el Model E dio paso al Mustang Mach-E. Entre otras diferencias, Ford elevó el frontal, hizo más largo el capó, retrasó el parabrisas, amplió la distancia entre ejes, incrementó el diámetro de las ruedas, le dio una forma más dinámica a la línea lateral, musculó la carrocería y la dotó de diversos elementos inspirados en el Mustang (faros, pilotos, etc). En el apartado mecánico también cambiaron numerosos aspectos, haciéndose un mayor hincapié en las prestaciones y en alcanzar una elevada autonomía para poder competir contra los modelos más punteros del segmento.

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