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China apuesta por el hidrógeno, pero pensando en transporte pesado y autobuses

En los últimos meses estamos viendo como China ha anunciado una serie de proyectos para aumentar de forma sustancial la producción de hidrógeno. Una fórmula que muchos han usado como ejemplo del camino a seguir apostando por este vector para descarbonizar el transporte. Pero el proyecto chino tiene una peculiaridad, y es que los esfuerzos se centrarán casi en exclusiva en las aplicaciones profesionales como el transporte pesado, dejando a las baterías el transporte ligero.

Así lo muestra el plan a 15 años que ha lanzado este mes de noviembre el Consejo de Estado de China, que ha comunicado que el país se centrará en construir una cadena de suministro de pilas de combustible y desarrollar camiones y autobuses alimentados ​​por hidrógeno. Todo con el objetivo de que para 2030 las cifras de emisiones en el gigante asiático empiecen a reducirse.

Según un plan de desarrollo de vehículos de ahorro de energía elaborado por el gobierno de Pekín, China tiene como objetivo contar con un millón de vehículos de dotados de una pila de combustible de hidrógeno para finales de esta década. Una cifra que supondrá multiplicar la producción y ventas en los próximos años ya que en la actualidad las ventas apenas llegan a las 2.700 unidades al año.

En teoría, el hidrógeno puede ser una alternativa ideal al motor de combustión interna, ya que sus reacciones químicas de hidrógeno y oxígeno no tienen emisiones. Sin embargo, la producción del hidrógeno es todavía costosa y poco eficiente, y en el caso de China esta tiene su procedencia de la quema de combustibles fósiles. A esto se añaden otros retos como las dificultades de almacenamiento y transporte, que las convertirán en opciones de un coste elevado incluso comparándolas con los combustibles fósiles.

La solución, las renovables

La solución de China es la apuesta por las energías renovables. De esa forma se podrá reducir el impacto ambiental y también el coste de producción del hidrógeno. Como ejemplo el gigantesco proyecto que una empresa pública está desarrollando en la región de Mongolia Interior, donde se están invirtiendo más de 3.000 millones de dólares en un parque eólico y solar que producirá hasta 500.000 toneladas de hidrógeno al año, y que estará en funcionamiento ya en 2021.

Otra compañía que está apostando por este vector es la petrolera estatal Sinopec, que está creando una red de repostaje por sus gasolineras, que se encargarán de alimentar las necesidades de camiones y autobuses a hidrógeno y que servirá de campo de pruebas para ver los retos a superar en almacenamiento y transporte del propio hidrógeno.

Algo en lo que coincide la división china de Toyota, que está llegando a acuerdos con diferentes grupos locales para fabricar vehículos a hidrógeno. Según Chisato Yoshifuji, gerente de proyectos de Toyota. «China se está concentrando en los vehículos comerciales y eso se alinea con la estrategia de Toyota. Es una gran tendencia respaldada por el gobierno«.

Otro gran grupo que está apostando por los vehículos industriales a hidrógeno es Hyundai, que también trabaja en el desarrollo de una oferta de camiones que tiene como objetivo suministrar unos 4.000 vehículos comerciales eléctricos de pila de combustible en China para 2025.

La apuesta por las dos tecnologías

Desde el gobierno chino se quiere con este impulso acelerar la expansión de una tecnología que para muchos expertos no tendrá posibilidades al menos en las próximas dos décadas. Pero para el influyente Wan Gang, vicepresidente del organismo asesor nacional de China para la formulación de políticas y a menudo llamado el padre del movimiento de coches eléctricos del país, ha dicho que los modelos a batería y a hidrógeno son igualmente importantes en la estrategia de desarrollo de vehículos de energías alternativas, y que coexistirán a largo plazo.

De momento el gran plan chino sólo se ha publicado en sus principales líneas, algo que para muchos expertos como los de Bloomberg Energy, nos indica que los responsables políticos todavía están deliberando sobre el papel del hidrógeno en la economía energética de China y el objetivo de lograr la neutralidad de emisiones para 2060.

Algo que dependerá de factores como el descenso del precio de las pilas de combustible y también del hidrógeno. Dos factores que podrían hacer disparar la competitividad del sector, pero que como vemos incluso en las apuestas decididas como la china se centran casi en exclusiva en los vehículos industriales.

Vía | Bloomberg

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