En 2019 un emprendedor británico, Toddington Harper, presentó al público su gran sueño. El poner en marcha una red de 100 estaciones de servicio especialmente diseñadas desde cero para atender a los conductores de coches eléctricos. Un proyecto que logró salir adelante a pesar de las dificultades de la pandemia y el Brexit, y que ahora cumple dos meses de funcionamiento.
Se trata de un modelo bastante avanzado donde los clientes tienen a su disposición hasta 36 puestos de carga rápida y ultrarrápida, todo en un espacio que además de estar alimentado por un sistema fotovoltaico, ofrece diferentes servicios y comodidades para hacer la espera más llevadera.
Dentro de las instalaciones, los clientes encontrarán además de una cafetería donde poder tomar algo mientras esperan, también una red gratuita de wifi ultrarrápido, tiendas de ropa, salas de reuniones, zonas de juego para los niños e incluso un gimnasio dotado de bicicletas estáticas conectadas a la red para que la energía producida durante el ejercicio ayude a alimentar energéticamente el lugar.
Los puntos de carga llegan hasta los 350 kW de potencia, lo que en pocos minutos permite al propietario de un coche capaz de acceder a esas cifras recuperar una importante cantidad de autonomía en el tiempo que se toma un café en sus modernas instalaciones.
Utilizará energía renovable procedente no solo de los paneles instalados en el techo del edificio o las pérgolas que cubren los puntos, sino también de uno de los primeros parques solares sin subsidio del Reino Unido, situado en Clayhill, Bedfordshire, con 10 MW de potencia instalada. Una granja que además cuenta también con una enorme batería de respaldo de 6 MWh, que le permitirá almacenar los excedentes de la instalación solar para ofrecer esa energía cuando no haya apoyo del sol.
Para completar la oferta, los precios de la recargan son además bastante competitivos ya que la carga solo cuesta 24 céntimos de libra el kWh, 27 céntimos de euro al cambio impuestos incluidos, lo que la convierten en una de las alternativas más económicas de la red británica.
Se trata de la primera de más de 100 estaciones que Gridserve planea desplegar en todo Reino Unido durante los próximos cinco años como parte de un proyecto que movilizará unos 1.000 millones de libras en este tiempo.
Una verdadera actualización del modelo tradicional de la estación de servicio, que facilitará la transición de los clientes menos entusiastas al ofrecer un servicio fiable y de precios razonables. Dos aspectos que casi siempre están en la última parte de las prioridades de compañías y gobiernos, y que esta iniciativa busca superar de un solo golpe.
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