En los últimos años estamos viendo como el grueso de las nuevas inversiones en coches eléctricos de los grandes grupos europeos se han centrado principalmente en sus mercados natales. Francia y Alemania. Pero poco a poco la situación se está diversificando gracias en parte a la necesidad de ampliar producción y aprovechar la competitividad de las plantas de países como España. Una dinámica que debemos aprovechar y que los expertos han cuantificado cuánto nos jugamos en el aspecto económico y laboral.
Según Isabell Büschel, Consultora de Derecho y Políticas de la UE en España para la organización Transport&Environment, las cifras que se juega nuestro país son muy importantes y de ellas depende de la apuesta de las marcas por electrificar sus fábricas.
Según Büschel, apostar por el coche eléctrico España puede generar hasta 36.000 millones de euros en 2030 y crear 526.000 empleos. Unos datos que engloban toda la cadena de valor desde componentes, venta de nuevos servicios de movilidad, reciclaje de baterías, hasta las ciudades inteligentes.
Entre los últimos movimientos que nos ponen en la dirección correcta están los anuncios de Renault, que ha confirmado la asignación de 5 modelos híbridos e híbridos enchufables a las plantas españolas. También Volkswagen ha confirmado planes de electrificación que se suman a los del Grupo francés Stellantis, y también los de Ford para su planta de Valencia.
En total se estima que esta transformación supondrá una inversión de unos 7.000 millones de euros en los próximos cuatro años, y que darán como resultado un cambio de modelo que permitirá a nuestras factorías encarar con algo más de optimismo el futuro.
Opinión
Pero a esto tendrán que acompañas otras muchas iniciativas que permitan a España reducir su dependencia de los ingresos de sectores como el turismo. La producción de baterías será uno de los temas más candentes e importantes a medio y largo plazo. Y es que donde se fabriquen baterías se fabricarán coches, y viceversa. Algo que supondrá un enorme esfuerzo económico también para las administraciones públicas, y sobre todo forzará a las regiones a colaborar por hacerse con los proyectos con iniciativas conjuntas en vez de competir por ser los más baratos.
Y es que será mucho mejor una gigafábrica en Barcelona, Extremadura o Teruel, que ninguna en ninguna comunidad. Una fábrica que arrastrará otros sectores auxiliares que podrán situarse en otros emplazamientos, y donde se podrán desde fabricar los packs, ensamblar las celdas en los mismos, o incluso encargarse de la reutilización y reciclado. Algo que no se podrá hacer, o se hará a una escala mucho menor, con cero fábricas.
Un ejemplo de que el coche eléctrico es mucho más que un juguete para ricos, siendo un catalizador de creación de puestos de trabajo también en sectores como las energías renovables, la fabricación, instalación y mantenimiento de las redes de recarga, el software de gestión..y un largo etc.
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