Cuenta la web japonesa Best Car que Mazda no ha tirado definitivamente la toalla con los motores rotativos o Wankel, a pesar de que desde 2012 no ha salido ni uno de sus fábricas debido a los problemas relacionados con las emisiones inherentes a estos motores.
En una etapa posterior hubo informaciones de ida y vuelta sobre usar motores Wankel como extensores de autonomía para coches eléctricos. En el caso del CX-30, este fue finalmente cancelado. Los extensores de autonomía hacen que las baterías se descarguen más despacio, pero en viajes largos puede aparecer la limitación de prestaciones si se consume sostenidamente más energía de la que el extensor puede dar.
¿Y cómo mantener viva la llama del motor Wankel? Cambiando el combustible, pasando de la gasolina al hidrógeno. Mazda ya realizó pruebas con los motores Renesis del RX-8 alimentados con hidrógeno hace años, funcionaban también a gasolina (bicombustible). A diferencia de una pila de combustible, el hidrógeno no se usa para generar electricidad, sino movimiento mecánico, lo cual es aún menos eficiente.
Best Car tiene una fuente no identificada en Mazda que sustenta esta información (dicen). Por lo visto, los ingenieros de Mazda consideran que el Wankel es un buen motor para usar hidrógeno porque la temperatura de la cámara de combustión es más homogénea y se evita el autoencendido. Eso debería mejorar el rendimiento respecto a motores de émbolos.
Toyota también cree que el hidrógeno tiene sentido en motores de combustión interna, de hecho, probó un prototipo del Corolla con el motor del GR Yaris en una carrera de resistencia, la cual pudo terminar (dejémoslo ahí) en el puesto 49/51 y habiendo estado en boxes la mitad de la prueba. De momento es una tecnología que sigue sin tener suficiente madurez, pero es la posible tabla de salvación de las mecánicas térmicas.
Si pocos fabricantes apuestan por el hidrógeno en pilas de combustible, aún menos lo hacen en motores de combustión interna. Hay problemas insalvables: la eficiencia termodinámica, al haber un mínimo consumo de aceite sigue habiendo emisiones contaminantes -aunque pocas-, y que las autonomías dejan mucho que desear. Los RX-8 a hidrógeno se quedaron sin maletero por los tanques, aunque tampoco se había previsto espacio para ellos desarrollando ese modelo.
Dice el «topo» de Mazda a Best Car que, de aprobarse esta tecnología, aparecerá en tres años en forma de prototipo, y que podría tener un sistema de turbo eléctrico. A medio plazo el motor Wankel de hidrógeno podría servir como extensor de autonomía para coches eléctricos o para modelos de concepción más tradicional, sin baterías de alto voltaje.
Un modelo de ese tipo podría ser el basado en el prototipo RX-VISION del 2015, y de hecho Mazda ya ha registrado patentes de un diseño que se parece muchísimo a ese coupé conceptual. Aparentemente, tendrá un motor delantero con árbol de transmisión al eje trasero, y un par de motores eléctricos, uno en cada rueda frontal. En otras palabras, un híbrido con tracción total. Pero en esa patente no aparecen tanques de hidrógeno.