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Foxconn rompe sus acuerdos con BYTON, cuya supervivencia pende de un hilo

BYTON fue, durante unos años, una de las startups dedicadas al desarrollo de coches eléctricos más prometedoras del panorama chino. Entre los años 2017 y 2019, la joven empresa captó la atención del resto de la industria gracias a lo prometedor de su primer modelo, el SUV ejecutivo M-Byte, con el que la marca pretendía plantar cara a rivales como NIO o Xpeng.

En su momento, BYTON anunció que el M-Byte estaría disponible en dos versiones: una de 272 CV (200 kW) y tracción trasera dotada de una batería de 72 kWh útiles capaz de darle una autonomía de 360 km WLTP; y otra con 408 CV (300 kW), tracción total y una batería de 95 kWh con la que llegaba a los 435 km WLTP. En cuanto a la carga, se anunció una potencia máxima de 22 kW en corriente alterna y de 150 kW en corriente continua (80% en 35 minutos).

El precio estimado del vehículo, de 45.000 euros antes de impuestos, resultaba muy atractivo dada la consistente dotación tecnológica del mismo: además de contar con una enorme pantalla panorámica de 48 pulgadas presidiendo el salpicadero, su sistema operativo estaba diseñado para ofrecer videollamadas, actualizaciones del clima, control por voz, etc.

A pesar de que la compañía, creada por antiguos ejecutivos de BMW y Nissan, llegó incluso a presentar el M-Byte en el prestigioso CES de Las Vegas, la pandemia de COVID-19 dio al traste con sus planes: aunque llevaba meses testando prototipos de pre-producción (que incluso habían llegado a pasar los crash-test pertinentes para su comercialización) y ya disponía de una planta en Nanjing para comenzar su producción, en 2020 BYTON se vio obligada a suspender sus operaciones debido a sus problemas económicos.

Foxconn también tiene acuerdos con otros fabricantes como Fisker

A principios de año, el futuro de la startup pareció aclararse tras la firma de un acuerdo de colaboración con Foxconn, la compañía taiwanesa conocida por fabricar el iPhone para Apple. La intención de Foxconn, que está tratando de introducirse en el mercado automovilístico a través de varias alianzas estratégicas con fabricantes como Fisker, era invertir unos 200 millones de dólares en BYTON para darle liquidez.

En dicho acuerdo, Foxconn se comprometía a proporcionar a sus socios tecnologías de fabricación avanzada, así como su experiencia en gestión de operaciones y recursos en la cadena de suministro. El objetivo de ambas empresas era comenzar la producción en serie del M-Byte a lo largo del primer trimestre de 2022; sin embargo, finalmente estos planes no podrán llevarse a cabo.

Aparentemente, tras apenas medio año de colaboración la asociación está a punto de llegar a su fin debido a la creciente deuda de BYTON, que habría llevado a que uno de sus acreedores tomara el control de su administración. Foxconn ya habría comenzado a retirar personal de las instalaciones de la startup, cuya supervivencia se torna cada vez más complicada.

Fuente | electrive

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