El fabricante alemán aún se atreve a defender la neutralidad tecnológica, con una gama de coches que pueden ser gasolina/diésel, híbridos enchufables, eléctricos a baterías o de pila de combustible de hidrógeno. No tiene un objetivo como tal para abandonar la combustión interna por completo, aunque el 50% de sus ventas para 2030 se esperan de coches eléctricos a nivel mundial.
Acerca de la posibilidad de que se impongan restricciones permanentes a nuevas matriculaciones de coches con motor de combustión interna -de cualquier tipo-, Oliver Zipse, CEO de BMW, dice no estar preocupado. «Estaremos listos para la prohibición de los ICE. Si una región, ciudad o país impone la idea de prohibirlos, tendremos algo que ofrecer», dijo en una conferencia en Nürtingen (Alemania), cerca de Stuttgart.
La gama totalmente eléctrica de BMW está llegando al mercado de forma gradual -que es lo sensato en un fabricante grande-. Tras una primera generación de productos (i3 e i8) que llegaron después de hacer experimentos desde los años 80 en electromovilidad, va llegando una segunda hornada que comenzó con el SUV iX3. Ya con plataforma totalmente eléctrica se comercializan tanto los i4 como los iX, el i3 aún se mantiene a la venta.
En cuanto a los futuros lanzamientos, esperamos a corto plazo los Serie 7, X1 y Serie 5 eléctricos, además del MINI Countryman; por cierto, MINI sí será totalmente eléctrica en 2030. El resto de la gama irá cambiando a motorizaciones eléctricas, ya sea con plataformas multienergía o ya siendo exclusivamente eléctricos. La pila de combustible de hidrógeno es otra alternativa que se está explorando para una gama de modelos completa.
Pero mientras sus modelos de combustión interna sigan teniendo demanda, y sea legal/conveniente venderlos, Oliver Zipse nos da a entender que van a seguir ahí: «BMW Group no está preocupado por esto [las prohibiciones]. Que sea una buena idea ya es otra cosa, pero tendremos algo que ofrecer». Puede que no se vendan en determinados lugares, pero en otros sí, mientras tenga sentido hacerlo.
Dicho de otra manera, la estrategia de BMW es estar pendiente de lo que los mercados en los que participa está demandando, en vez de ceñirse a un objetivo estricto que condicione más sus planes a 10-15 años vista. A fin de cuentas, los objetivos de reducción de emisiones son muy diferentes en el mundo y hay más mercados que China, Norteamérica, Europa o Japón. Y si los gustos cambian apresuradamente, como es el caso de Noruega, tendrán una gama para ellos, aunque no sea tan completa.