La industria de la bicicleta en Europa se une en contra del trucaje o «tampering» de e-bikes o bicicletas eléctricas
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Publicado: 02/10/2021 12:18
Sí, hay una patronal que representa a las empresas que fabrican bicicletas eléctricas y sus componentes, se llama CONEBI, la Confederación de la Industria de la Bicicleta Europea. Desde 1960 representa los intereses de la industria, y acaban de hacer piña sobre un tema controvertido, el «tampering» o trucado de bicicletas eléctricas.
Desde el inicio de los tiempos el ser humano ha querido ir más lejos, más rápido y con mayor comodidad, pero la era del motor ha obligado a regular eso, y cada vez más. En el caso concreto de las bicicletas de pedaleo asistido, EPAC o e-bikes, en Europa están limitadas a 25 km/h y a una potencia continua de 250 vatios. Por encima, ya es cosa de hacer piernas.
Tienen la consideración legal de bicicletas. No se necesita licencia de conducción, ni llevar papeles, ni matricularlas, ni asegurarlas. A efectos de la legislación aplicable, Reglamento 168/2013 del Parlamento Europeo y del Consejo de 15 de enero de 2013 relativo a la homologación de los vehículos de dos o tres ruedas y los cuatriciclos, y a la vigilancia del mercado de dichos vehículos, no se consideran vehículos ligeros.
Eso, claro, tiene sentido mientras no se modifiquen los vehículos para violar dicha normativa. A las empresas y asociaciones representadas por CONEBI ciertamente no les interesa la mala prensa que producen aquellos que modifican las bicicletas, ya que tiene consecuencias en la Seguridad Vial y puede aumentar la presión regulatoria.
Cada vez que hay un herido o un fallecido por haber manipulado una bicicleta y meterla casi en el terreno de los ciclomotores (que requieren licencia de conducción, papeles, matrícula, seguro…), hay un Pere Navarro o equivalente introduciendo debates sobre licencias de conducción, papeles, matrículas, seguros… Incluso se ha introducido para las bicicleta convencionales…
Por ello, los representados se han comprometido a endurecer las medidas técnicas para que sea más difícil deslimitar las bicicletas eléctricas. De esta forma, se facilita la convivencia de las bicicletas de pedaleo humano y las eléctricas dentro de la misma categoría, lo que favorece su proliferación.
En este tema resulta muy difícil satisfacer a todo el mundo. Por un lado, los que consideran que la Seguridad Vial es lo primero, y que quien desee un mayor nivel de prestaciones tiene que acogerse para lo bueno y para lo malo de los vehículos ligeros a motor: sin carril de circulación segregado, con mayores obligaciones y responsabilidades, etc.
Ahí está la categoría L1e-A, que legaliza los vehículos de pedaleo con un motor que deja de ayudar por debajo de 25 km/h, aporta hasta 1.000 vatios de potencia nominal/neta continua, y que se ciñen a la reglamentación de ciclomotores, aunque técnicamente hablando son ciclos de motor. En castellano, los que trucan sus bicicletas deberían pasar por el tamiz de esta regulación, en vez de disfrutar ilegalmente de la consideración de bicicletas y tener algo más similar a un ciclomotor a los efectos.
Por otro lado, los que creen que las limitaciones deberían cambiarse, y que si se trata de seguridad, que se limite la velocidad donde tenga sentido hacerlo -como en carriles bici o vías peatonales-, y que si no hay más riesgos que conduciendo un ciclomotor cualquiera, se eliminen esos topes.
La búsqueda de mayores prestaciones en las bicicletas es tan vieja como la propia historia de la motocicleta, pues en su origen hablamos de bicicletas con la ayuda de un motor de combustión interna. Las largas distancias resultaban penosas y cansadas para cualquiera que no fuese deportista. Las potencias y las prestaciones fueron aumentando y aumentando, hasta llegar a las motos. Es un anhelo por tanto comprensible, pero como las regulaciones están para algo, pues habrá que hacer algo para asegurar su cumplimiento.