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Rusia ataca a Ucrania, gas y petróleo subirán. ¿Qué alternativas hay?

Europa vive sus tiempos más oscuros desde hace décadas. Durante esta madrugada fuerzas militares rusas han atacado objetivos en distintos lugares de Ucrania, no solo las autoproclamadas repúblicas de Donetsk y Lugansk. El presidente Zelenski ha decretado la ley marcial y ordenado a su ejército provocar el máximo de bajas a los invasores. Las imágenes de civiles atascando las salidas de Kiev ya están en cualquier informativo y redes sociales.

A corto plazo la incertidumbre económica se ha disparado, con caídas en las principales bolsas y un notable desplome en Moscú tras haberse suspendido las operaciones temporalmente. Las divisas rusa y ucraniana están en el vagón de cola de desempeño frente a otras monedas. El oro se está confirmando una vez más como un valor refugio al superas los 2.000 dólares/onza, lo cual no podemos decir ni de Bitcoin ni Ethereum, que han caído con fuerza.

En Ucrania han solado alertas de bombardeo, se han producido explosiones y ya hay decenas de muertos. Esto va en serio

Los primeros efectos que vamos a notar en esta parte del mundo son económicos. Las sanciones impuestas a Rusia las vamos a notar en el bolsillo por la dependencia que tenemos de las energías fósiles del país más grande del mundo en superficie. En torno al 33% del gas natural consumido en Europa y el 20% del petróleo vienen de Rusia. La nación de Putin ya ha sido expulsada del sistema SWIFT, así que habrá impagos y falta de suministro.

La guerra vuelve Europa, pero será más económica que militar

Los futuros del petróleo y el gas natural ya están en máximos desde 2014. Alemania ha detenido la certificación de la infraestructura crítica Nord Stream 2, un gasoducto marítimo que les conecta con Rusia. Las naciones occidentales están intentando diversificar sus suministros energéticos y valorar el uso que se puede hacer de las reservas estratégicas.

Falta poco para acabar el invierno y es posible aguantar hasta abril con un cierre total de suministro de Rusia, pero las reservas hay que rellenarlas de nuevo para el siguiente impacto. Habrá dificultades para recuperar los niveles de reserva estratégica para el siguiente otoño e invierno. Algunos analistas hablan de altos precios del gas hasta verano ¡de 2023! y eso puede tener impactos negativos en industrias energéticamente intensivas.

Todo esto llega en un momento especialmente delicado para la economía mundial, con una crisis de suministros que dura ya dos años -consecuencia de la pandemia-, insuficiente recuperación económica, mucha inflación, una gran incertidumbre y sectores enteros en crisis -como el turismo-, y ahora se añade una guerra en el patio trasero de Europa. Sustituir de la noche a la mañana el petróleo o el gas ruso no es difícil, es imposible.

A lo largo del día conoceremos las reacciones de los principales líderes mundiales y Naciones Unidas. Rusia cuenta normalmente con el respaldo de China, así que el papel de la nación asiática será importante. Estados Unidos, la Unión Europea y la OTAN preparan una respuesta pero no en el plano militar, ya que Ucrania no es un miembro de la alianza. Sin embargo, los vecinos de Rusia ya han pedido armas y una respuesta contundente a la invasión, incluyendo «medidas devastadoras».

«Presidente Putin, en el nombre de la humanidad, llévese sus tropas de vuelta a Rusia. Este conflicto debe terminar ahora mismo.»

António Guterres, secretario general de Naciones Unidas

Por su parte, el gigante ruso trata de contrarrestar la imagen de potencia invasora aludiendo a que solo van a por objetivos militares, que van en misión de paz, y que más que un agresión es un acto de defensa frente al avance occidental -Rusia tiene varios vecinos de la OTAN- y contra el «genocidio» contra población étnica y lingüísticamente rusa dentro de territorio del Donbás en Ucrania. El relato ha ido acompañado de una reinterpretación histórica para que las piezas del puzzle encajen.

Otro de los actores, Bielorrusia, está claramente a favor de la posición rusa al ser un país de su influencia y control manifiesto. La frontera está cerrada con Ucrania incluso para sus nacionales, aunque en sentido contrario han podido pasar tropas rusas sin mayor problema. Unos y otros están pidiendo a sus ciudadanos que abandonen Ucrania desde hace días, la invasión era un secreto que se ha estado comunicando a gritos mientras desde Rusia se negaba todo y se aludía a «histeria occidental».

Parque eólico de Endesa
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No hay salidas rápidas a la crisis, pero existir, existen

Planteado el problema, es el momento de ofrecer soluciones. Tenemos que dar una noticia mala y una buena. La mala es que no hay soluciones eficaces a corto plazo, la buena es que las hay a medio plazo. El problema de la dependencia energética ha estado ahí durante décadas y tras estar en silencio nos ha dado con un martillo en la cara. De ahí la necesidad estratégica de volvernos energéticamente independientes de países inestables y poco fiables, que son los que suelen tener energía fósil en abundancia.

No solo hay que diversificar los orígenes de la energía, también hay que diversificar su consumo. En un contexto de precios elevados, que no van a amainar a corto plazo según los analistas, hay que plantearse esta reflexión: ¿qué consumos pueden reducirse? Si el petróleo alcanza precios récord la diversificación se intensifica más que cuando el barril está tranquilo como la superficie de un estanque.

Las energías renovables siguen ganando terreno a las tradicionales, pero sin duda somos muy dependientes del gas natural como energía de respaldo y el comodín de la energía nuclear ha perdido fuerza. A medio plazo hay que hacer grandes inversiones en la gestión de los excedentes de producción renovable en forma de megabaterías estacionarias, centrales de bombeo o almacenamiento de calor en sales fundidas. El hidrógeno es otra posible respuesta, pero le falta madurez para un caso de emergencia como el actual.

Respecto a aquellas cosas que sí podemos controlar como particulares, ante el más que previsible aumento de precios de la energía toca a corto plazo moderar el consumo en la medida de lo posible y repasar todos los puntos que pueden mejorarse a nivel de eficiencia. Por ejemplo: el mercado eléctrico libre es más ventajoso que el regulado. Las gasolineras de bajo coste están vendiendo muchos más litros.

En cuanto a vehículos, la peor idea en este momento apunta a moverse con gas natural (GNC), mientras que el butano/propano (GLP) resiste mejor el impacto por estar menos expuestos a Rusia en ese sentido. Gasolina y gasóleo van a seguir subiendo, previsiblemente. Es buen momento para repasar técnicas de conducción eficiente, eliminar desplazamientos innecesarios -sobre todo de corta distancia- y utilizar más a menudo la calculadora.

En cuanto a los coches eléctricos, cabe la posibilidad de que haya un repunte en el mercado de ocasión y de usados ante un efecto de pánico como el que vivieron los británicos con la escasez de derivados petrolíferos del verano. En dirección contraria, pueden caer los valores residuales de cierto tipo de vehículos, como modelos gasolina de gran consumo y que no son precisamente objetos de colección o especial interés.

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