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Baterías libres de cobalto y con el doble de densidad energética que las LFP para competir contra China

El cobalto es uno de los componentes clave de las actuales baterías de litio. Un material que arrastra una fuere huella ambiental y humanitaria que diferentes equipos trabajan por eliminar en las baterías del futuro. Ahora SPARKZ, una startup de baterías libres de cobalto, ha confirmado el inicio de los trabajos para preparar su primera fábrica que se levantará en Estados Unidos y que tendrá una capacidad de hasta 15 GWh.

Esta iniciativa ha florecido gracias a la búsqueda por parte de la administración estadounidense de alternativas a las baterías procedentes de China. Y es que precisamente la independencia tecnológica del gigante asiático es uno de los pilares de este proyecto que quiere ser un contrapeso al enorme poder de los chinos que controlan el 80% del refinado de cobalto.

La primera instalación se ubicará en una antigua fábrica de cristales cerrada en 2009 que se habilitará como instalación para la producción de baterías de litio libres de cobalto. Un espacio de 45.000 metros cuadrados que dará empleo local y de alto valor añadido a 350 personas de forma directa, un personal que además procederán de una vieja cuenca minera donde se ha desmantelado buena parte de la producción, y que recibirán la formación necesaria para trabajar en esta estratégica instalación.

Sus promotores indican que su tecnología, desarrollada en colaboración con el Laboratorio Nacional de Oak Ridge (ORNL) además de libre de cobalto contará con el doble de densidad energética que las actuales baterías de litio sin cobalto, como las litio-ferrofosfato, que precisamente llegan casi en exclusiva desde China.

El primer producto comercial de SPARKZ prescindirá del cobalto, tradicionalmente utilizado en el cátodo, con el objetivo de reducir el coste de producción al mismo tiempo que elimina una preocupación de su impacto ambiental, reduce los cuellos de botella del suministro provocados por la inestabilidad en las zonas de producción y las tensiones en la logística, y todo creando empleo de forma local en zonas deprimidas económicamente.

Por supuesto quedan muchas cosas por demostrar, principalmente en la parte tecnológica, donde no se han dado detalles mínimos de las baterías, como cifras de capacidad energética, volumétrica, vida útil, y lo más importante, el coste del kWh.

Tampoco el presupuesto que necesitará para poner en marcha una instalación que han comentado tendrá como objetivo llegar a los 15 GWh al año. Un número considerable para una empresa sin capacidad de producción y que supondrá producir unos 250.000 packs de batería al año.

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