Son muchos los que se preguntan qué pasará con los millones de paneles solares que se están instalando en los últimos años en todo el mundo cuando terminen su vida útil. Cuando estas placas fotovoltaicas no ofrezcan todo su potencial y tengan que ser sustituidas. Una opción es el reciclaje, pero es una tecnología en fase de perfeccionamiento. Otra opción es usar las placas directamente en otras aplicaciones.
El Instituto Indio de Ciencia ha dado con la solución y es utilizar estos paneles para dar forma a las paredes o las ventadas de viviendas. De esa forma, los constructores pueden acceder a un material de bajo coste que permite crear espacios cerrados.
El peso de estos paneles es muy inferior al peso de las paredes de ladrillo, lo que permitiría contar con una una estructura mucho más ligera y económica.
Los investigadores construyeron un edificio real usando paneles fotovoltaicos retirados de viejas instalaciones, con los que han dado forma tanto a las paredes, el techo y las ventanas. Lo mejor de todo es que estos paneles todavía conservan parte de su capacidad de producción. Inferior a cuando eran nuevos, pero que en su conjunto permiten contar con una potencia básica, pero lograda con un coste reducido.
Según los estudios del prime prototipo funcional, la vivienda cuenta con una potencia nominal de 4 kWh/m2/día y permiten proporcionar a las viviendas parte de la energía que necesitan. Además, el equipo indio consideró su energía incorporada neta, que es la energía incorporada inicial restada de la energía que generaron hasta la etapa final de la vida.
Mediante un sistema de análisis propio, el equipo de desarrollo determinó que los tiempos de amortización de una de estas instalaciones, que usa placas con al menos 15 años de antigüedad, se coloca entre los 3,4 años y 5,5 años, respectivamente.
El resultado es que incluso aunque no se llegue a reciclar, los panes fotovoltaicos pueden tener una vida útil mucho más allá de las cifras marcadas por los fabricantes, que suelen dar una garantía de mantenimiento de la eficiencia del 80% después de 20 años. Periodo tras el cual como vemos, pueden encontrar una segunda vida dando forma a viviendas, principalmente en zonas en vías de desarrollo que pueden aprovechar su bajo coste y la capacidad residual de producción energética de estos.
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