Los estudios indican que los coches eléctricos son todavía muy dependiente de las ayudas públicas para acercarse a las cifras de costes de los modelos de combustión. Algo que afecta principalmente a los modelos de los segmentos de acceso, los más susceptibles de ser adquiridos por las rentas medias y bajas.
Un estudio realizado por el Consejo Internacional de Transporte Limpio de Alemania (ICCT) ha buscado comparar el coste total de propiedad entre los coches eléctricos y los de combustión, y las conclusiones muestran que muchos coches eléctricos ya son más baratos que los coches nuevos comparables con motor de gasolina.
En el segmento de los compactos, estos tienen una ventaja de costes de 5.100 euros en cuatro años sin contar con las ayudas públicas, que asciende a los 12.300 euros con los incentivos. Sin embargo, la situación es diferente en el segmento de los coches pequeños, donde el fin de las subvenciones en Alemania previsto para 2025 podría convertirse en un problema.
Según el estudio, un coche urbano, sin las ayudas del estado, después de cuatro años estos modelos serán unos 6.000 euros más caros que los gasolina, mientras que con las ayudas son 1.100 euros más económicos.
El estudio indica que si las ayudas públicas se retiran en 2025: «Una gran parte de la población se quedará sin opciones asequibles para comprar coches eléctricos. Esto es aún más problemático teniendo en cuenta que el mercado de vehículos eléctricos usados aún está poco desarrollado«.
Para lograr una distribución más amplia de las ayudas entre las rentas medias y bajas, los analistas proponen poner en marcha medidas como un límite de ingresos mensuales, que supondrá que aquellos con salarios de 5.000 euros o más no podrán acceder a las ayudas, independientemente del precio del vehículo.
Al mismo tiempo, se propone destinar ese dinero a incrementar las ayudas a las rentas bajas, que podrían llegar a los 14.400 euros.
Un formato que permitiría expandir la movilidad eléctrica, mucho más económica en costes operativos, de una forma más rápida entre las economías que más partido pueden sacar a este ahorro.
