Toyota se aferra al hidrógeno, y apoyará la única estación de repostaje activa de Noruega

Si hay una marca que cree firmemente en que el hidrógeno es el futuro del transporte, esa es Toyota. Su apuesta es total y como ejemplo la situación tan curiosa que se está produciendo en uno de los mercados más avanzados del mundo, sino el que más. Noruega. Allí, Toyota ha confirmado su apoyo a la última y única estación de repostaje de hidrógeno que queda en activo.

Toyota Noruega ha firmado un acuerdo de cooperación con la empresa Hynion, que opera la única estación de servicio de hidrógeno de acceso público que queda en Noruega.

La estación está ubicada en Høvik en Bærum, cerca de la E18, y es la última de una red que ha ido paulatinamente reduciendo su número hasta llegar a solamente una.

El apoyo de Toyota se destinará a «actualizaciones y mejoras necesarias para aumentar la capacidad y disponibilidad del hidrógeno como combustible para los vehículos que circulan por la zona».

Según Piotr Pawlak, director ejecutivo de Toyota Noruega: «Creemos que la movilidad sostenible requiere varios enfoques. Aunque pensamos que los coches eléctricos a batería son una parte central de la solución para llegar a ser neutros en emisiones, no son la única respuesta a los desafíos que enfrentamos en la transición verde.«

El directivo de Toyota cree que es importante desarrollar más soluciones y que la colaboración puede contribuir a que la estación de hidrógeno pueda ampliar sus operaciones.

Toyota lanzó el modelo Mirai dotado de un sistema a hidrógeno en 2014 y, según las estadísticas del Consejo de Información de Tráfico por Carretera, desde entonces se han matriculado 138 unidades en Noruega.

Entre todas las marcas, desde el año 2000 hasta hoy se han matriculado en Noruega apenas 270 coches dotados de un sistema a hidrógeno.

Cifras que podemos comparar con los 104.590 coches eléctricos que se han vendido en el país solo en 2023, siendo el 82.4% del total de ventas.

 

¿Es sostenible la apuesta de Toyota a futuro? La verdad es que el fabricante nipón debe ver algo que el resto de marcas y de clientes no ven. Y es que las cifras de matriculaciones de una tecnología con más de 10 años en el mercado generalista no cuadran. La evolución no solo no avanza, sino como vemos en Noruega, las ventas incluso retroceden.

Hace unas semanas conocíamos la noticia de que la petrolera Shell cerraría todas sus estaciones de repostaje de hidrógeno de California, al mismo tiempo que aumentaba su inversión en el desarrollo de su red de carga rápida de coches eléctricos.

Las cifras actuales son incontestables, y por ejemplo, en 2023 se han vendido en todo el mundo unos 10 millones de coches eléctricos a batería, o un 55% más que el año anterior. Por su parte, los modelos a hidrógeno apenas llegaron a las 20.000 unidades, o el 0.2% de los vehículos de cero emisiones, un 9.6% menos que el año anterior.

Los estudios a medio y largo plazo tampoco es que sean muy optimistas. Por ejemplo, el pasado mes de enero conocíamos un informe de la consultora IDTechex, que indicaba que para 2044 las ventas de vehículos dotados de un sistema a hidrógeno seguirían siendo residuales, con apenas el 4% de la flota para esa fecha.